Moscú debate la crisis en Moldova
Piotr Lushinski, primer secretario del Partido Comunista de Moldova -región soviética antes conocida como Moldavia-, se entrevistó ayer con el presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, y con altos funcionarios del Kremlin para analizar los incidentes de violencia en la república, resultado de la creciente tensión entre la minoría étnica gagaus (de origen turco y religión cristiana) y la mayoría moldava (de origen rumano).
Moldova, perteneciente hasta 1940 a Rumania, fue anexionada a la Unión Soviética por el régimen de Stalin. El Gobierno riacionalista de la república, que asumió a principios de este año y está presidido por el dirigente Mircha Snegur, declaró el jueves pasado el estado de emergencia en la región. El nacionalismo moldavo sigue mayoritariamente al Frente Popular.El pasado domingo, el Gobierno central de la Unión Soviética envió a Moldova tropas del Ministerio del Interior a solicitud del Gobierno regional y de la minoría. Los gagaus anunciaron la pasada semana elecciones separadas en la pequeña zona de Moldova en la que son mayoría para constituir un Parlamento independiente, opción política que tanto el Gobierno regional como el central habían desestimado por ilegal. Las elecciones se desarrollaron clandestinamente el pasado jueves.
El sentimiento nacionalista moldavo, que agita entre sus estandartes más extremos la reunificación con Rumania, reaccionó esta semana con virulencia a la decisión gagaus, concentrando millares de militantes armados en la línea fronteriza con Rumania. Dos puestos de guardia controlados por las fuerzas de élite del Comité de Seguridad del Estado (KGB) en la frontera fueron sitiados y destrozados a pedradas. Los nacionalistas amenazaron con solicitar apoyo en territorio rumano.
En Rumania, desde el pasado 24 de octubre, se han desarrollado manifestaciones populares de apoyo a la integridad del territorio de Moldova, en rechazo a una eventual partición del mismo por presión de la minoría gagaus que pretende la instauración de una nueva república.
La movilización ha colocado al Gobierno de Bucarest en una incómoda posición ante Moscú. Mientras la oposición recuerda que "Moldova es tierra rumana", el presidente Ion Iliescu declaró el pasado 29 de octubre que "Rumania no reclamará Moldova". Ese mismo día, según el periódico Romania Libera, el ministro del Interior viajó a Moscú.
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