Privilegios para la N-VI y olvido para la N-V

JUAN A. CARBAJO La ampliación a ocho carriles de la carretera de La Coruña (N-VI) y las obras para dotarla de amplias y variadas entrauas a Madrid contrasta, en el panorama de accesos desde el oeste, con la penuria de la N-V. La carretera de Extremadura, que no cuenta con proyectos de ensanche o de variante a corto plazo ni tiene alternativas decentes, está tan congestionada que hasta los usuarios M autobús han optado por irse en tren o aguantar el mismo atasco en su coche más cómodamente. La líneas interurbanas de Móstoles y Alcorcón han perdido un 4%. de viajeros en los últimos años.

Los vecinos de Móstoles y Alcorcón tienen suerte. En cuanto terminen las obras del Plan de Accesos van a llegar antes al atasco de la carretera de Extremadura.Desde Móstoles se podrá salir a la autovía por la nueva variante norte o alcanzar la carretera de Villaviciosa por la variante que se construye en esta localidad. Los de Alcorcón tendrán a la puerta de casa la M-40, y hasta los de Leganés llegarán antes a la N-V por la ampliada avenida de los Poblados.

Pero luego todo seguirá igual. El plan no contempla nuevos ejes de penetración alternativos a la N-V. La única esperanza estriba en la M-40, cuyo tramo sur se abrirá a finales de año. Si el cuarto cinturón es lo suficientemente atractivo como para desviar el tráfico de la N-V, la carretera de Extremadura podrá tener un alivio. El problema es que el futuro de todas las carreteras del sur depende de lo mismo: que la M40 no se congestione y absorba los excedentes de vehículos.

La carretera de Extremadura llega a tener 14 kilómetros de retenciones entre las 6.30 y las 9.30 de la mañana, entre tres y cuatro por la tarde y entre seis y diez por la noche. Los viernes la congestión de salida puede prolongarse hasta la medianoche.

Y además no tiene ampliación posible, encajonada como está entre viviendas y cuarteles. Su única solución sería concretar el proyecto de variante realizado por la Comunidad y que, de momento, está aparcado hasta que finalice el actual Plan de Accesos, dentro de dos años.

Así las cosas, a los sufridores de esta vía no les queda más alternativa que el tren de cercanías. Un promedio de 65.000 personas utilizan a diario la línea C6 (Embajadores-Móstoles), un 25% más que hace cuatro años.

Y crecerá el doble. Renfe calculá que para 1993 tendrá que ampliar de forma importante la capacidad del servicio disminuyendo la frecuencia entre tren y tren. En 1993, 130.000 personas usarán esta línea, que para entonces llegará, a Atocha -y quizá a Alcorcón con un ramal-, y habrá trenes cada tres minutos.

Menos viajeros en autobuses

La otra alternativa que han elegido muchos usuarios es aguantar el atasco dentro de su propio coche. Los autobuses que cubren el trayecto entre Madrid, Alcorcón y Móstoles aguantan el mismo embotellamiento que los vehículos particulares. Sencillamente, se tarda lo mismo y se viaja en peores condiciones. Conclusión: las líneas de autobuses del eje de la N-V han perdido viajeros en los últimos cuatro años, pasando de 62.000 diarios a 59.600.

Sin embargo, el tráfico ha aumentado un 19%. Con 125.000 vehículos al día, es la segunda carretera en número de usuarios.

Alternativas precisamente no le van a faltar a la carretera de La Coruña, una de las vías en las que más dinero se está invirtiendo y que mayor incremento de cirulación han padecido en los últimos años: un 26%. Unos 107.000 vehículos, la mitad procedentes de Pozuelo, Majada hojida y Las Rozas, transitan por elki a diario. Sus colapsos suelen ser rnorrocotudos (hasta 17 kilómetros), y sus horas punta, largas y abundantes (de siete a diez de la mañana, de entrada, y entre dos y diez- de la tarde, de salida).

Pero cuando finalicen las obras en marcha, la N-VI contará con una amplia gama de conexiones por autopista. Con los dos cinturones de circunvalación: la M-30 (a través de la carretera de Castilla) y la M-40. Kilómetros abajo, en el enlace de Puerta de Hierro, se distribuirá el tráfico hacia la zona norte (carretera de El Pardo, eje Sinesia Delgado y avenida de la Ilustración); al centro, donde ya está en servicio el flamante paso de Cristo Rey; hacia el este (por la carretera de la Dehesa de la Villa) o al área sur (por el cierre norte de la M-30 y puente de los Franceses). Sólo faltaría un paso subterráneo que una la N-VI con la N-II.

Ante la posibilidad de que el nudo de Puerta de Hierro aguante en su papel de eficaz distribuidor, el MOPU se ha planteado ampliar la carretera de La Coruña a 10 carriles. Dos de ellos serían vías de servicio hasta que éstas se construyan fuera de la autopista, y otros dos tendrían carácter reversible. También cabría una sustitución de¡ resbaladizo firme actual. La Comunidad, por su parte, está ejecutando una variante de la N-VI que parte desde Las Rozas y termina en la carretera de Castilla, que además se está desdoblando.

Este panorama, que presumiblemente facilita la utilización del vehículo privado, no amilana a los responsables de cercanías de Renfe, que auguran un buen futuro para sus líneas del oeste: la C-7 (Príncipe Pío-Las Rozas), la C-8a (Atocha-El Escorial) y la C-8b (Atocha-Cercedilla).

Según sus previsiones, de los 54.000 viajeros transportados en la actualidad se pasará a 80.000. La C-7 se convertirá además en una especie de línea circular aprovechando la Operación Pasillo Verde. Desde Las Rozas, los usuarios podrán apearse en Chamartín, Nuevos Ministerios, Recoletos, Atocha, Méndez Álvaro... A gusto de] consumidor.

Si la línea C-7 ha crecido un 318% en cuatro años (de 5.500 a 23.000 usuarios), las líneas de autobuses tienen un balance más modesto. Su demanda ha crecido un 11 % (de 40.250 a 44.800 viajeros) y siguen atadas al atasco. Hace un año se pintó un carrilbus que no fue utilizado nunca como tal.