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Crítica:MÚSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Fuentes sufíes

Como suele ocurrir en los festivales -y el de Otoño de Madrid no es excepción- un espectáculo escasamente propagandeado resultó una de las cumbres. Programados sólo por dos días, tres músicos iraníes dieron una demostración de hondura y elegancia quizá sólo comparable, en la temporada, al concierto granadino de los Derviches MevIevíes de Estambui y del paquistaní Nusrat Fatij Ali Jari, y al madrileño de los Músicos del Nilo.Naserí, Talaí y Kalabel destilan una enorme capacidad de depuración de la música tradicional persa, en especial de la derrivada del sufismo. No en vano Naserí desde niño cantaba los poemas del Mesnevi de MevIana.

Las raíces de la música persa clásica resultan muy evidente en un concierto así. Tanto en el manejo de la cuerda como de la percusión, y desde luego de la voz, pueden rastrearse las fuentes indostánicas; y en todos los temas se imponen resonancias del Kurdistán, en especial en los trémolos de Naserí.

Grandes maestros de la música persa

Chajram Naserí (voz); Daríus Talaí (cuerda) y Mojamed Kabidel (percusión). Precio: 1.800 pesetas. 700 personas. Teatro Albéniz. Madrid, 30 de octubre.

La improvisación juega papel determinante en un tipo de música que parte de pautas ancestrales y de poemas concretos, pero que se abre en cada frase a la libre expresión del sentimiento de los músicos. Es justo lo que se requiere para cantar poemas de MevIana ("No hay centros, en el centro en que me hallo ', ) o de Jafis (que cinco siglos antes que Rimbaud hablaba ya de barcos ebrios).

La labor de Naserí, Talaí y Kabidel se cimenta en un rigor y un saber estar que habla a las claras de las ventajas de tener, también musicalmente hablando, miles de años de historia a la espalda. Esa seriedad, tan sobria y quintaesenciada, puede resultar de difícil acceso para un público desinformado, que puede chocar con una música aparentemente reiterativa (pero menos, por ejemplo, que estar oyendo más de tres minutos coplas oficialmente marchosas tipo Ay Marilú apagalú). El océano de músicas como la persa exige sumergirse a fondo y sin reservas.

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