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Crítica:POP
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Luz intensa

No es que se la jugase, pero Luz tenía ante sí un buen reto. Más de 70 recitales esta temporada, 280.000 ejemplares vendidos de su último disco y su reciente actuación en Santiago de Chile para Amnistía Internacional reflejan que 1990 es un año clave en la carrera de la cantante. Y para cerrar con llave, -Luz quiere descansar un año-, despedida de Madrid con un recital de los comprometidos, porque hacía mucho tiempo que no ofrecía en esta ciudad una actuación larga.El sonido comenzó opaco y lineal, sin presencia en las guitarras ni claridad en los teclados y no mejoró en el transcurso del recital. Luz sí.

Aunque no le vaya el papel de diva, la Casal es una dramática del pop. Su capacidad interpretativa, que el tiempo ha hecho más sólida, segura y profunda, se encuentra en un momento excelente. La enorme rabia que la cantante inyecta en sus interpretaciones la permite superar cualquier escollo: sonido confuso -Luz necesita claridad armónica-, lejanía de sus músicos y de su público -a Luz se la aprecia mejor cuando los tiene al alcance de la mano- y omnipresencia de la firma comercial que patrocina su gira -el recital parecía la fiesta de clausura de una gran convención-. Al poco tiempo, confusión, lejanía y omnipresencia quedaron sepultados porque, como buen artista dramática, Luz interesa y conmueve.

Luz

Luz Casal (voz), Paco Palacios (guitarra), Oswaldo Greeco (guitarra), Horacio Icasto (teclados), Javier Saiz (bajo), Miguel Ángel Bao (batería), Raimundo Amador (guitarra flamenca). Precio: 1.200 pesetas. Aforo: 6.000 personas. Pabellón de Deportes del Real Madrid. Madrid, 26 de octubre.

Riesgo

Interesa porque nadie puede permanecer impasible cuando alguien se entrega y lo expresa con convicción. Conmueve porque se enfrenta a la interpretación desde el riesgo, con lo que esto significa de lucha por intentar dar algo más y diferente. La entrega y el riesgo permiten a Luz que cada recital no se parezca al anterior y al siguiente, porque en cada canción varía una intención, un fraseo, un detalle. Esta capacidad para hacer nuevo cada tema es la gran cualidad de Luz y la ayuda, sin conseguirlo del todo, a unificar la desigual calidad de algunas composiciones. También la permite hacer suya cualquier canción, como No me importa nada, que ha sido su último éxito aunque los autores la compusieron pensando en Ana Belén.

Y la permite más cosas. Como cantar por rumba aflameneada Quiéreme aunque te duela, acompañada únicamente por la guitarra de Raimundo Amador. O crear atmósfera íntima y cómplice en canciones que, en principio, no tienen ese sentido. Pero, sobre todo, la permite mantener calidad interpretativa hasta oscurecer a un magnífico grupo acompañante, y convertir baladas propias -Eres tú- y ajenas -Una décima de segundo- en ejemplos de la luz más intensa.

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