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El coronel Seineldín echa mano de Franco

El militar golpista argentino utiliza la fraseología del dictador español para lanzar nuevas amenazas

CARLOS ARES, El coronel en "retiro obligatorio" Mohamed Alí Seineldín, líder de los llamados carapintadas del Ejército de Tierra argentino -grupos ultranacionalistas que se alzaron contra el Gobierno de Raúl Alfonsín en 1987 y 1988-, encabeza una nueva ofensiva contra el generalato. La reaparición pública del coronel, que instruyó en Panamá a los Batallones de la Dignidad del general Noriega y regresó clandestinamente a Buenos Aires en diciembre de 1988 para atrincherarse en el cuartel de Villa Martelli, es el final de las giras proselitistas que realizó por todo el país.

Seineldín se presentó el sábado pasado vestido con su uniforme ante la guardia de la residencia presidencial de Olivos, unos 30 kilómetros al norte de Buenos Aires, y entregó una carta dirigida al presidente Carlos Menem, que realiza una gira de 12 días por cuatro países europeos. [A su llegada ayer a Varsovia, Menem rehusó hacer comentario alguno sobre el contenido de la misiva, informa Efe].En la carta, recibida finalmente por el vicepresidente Eduardo Duhalde, a cargo del poder ejecutivo, Seineldín recuerda pactos y promesas que a su juicio no se cumplieron por parte del Gobierno y de los generales designados para la conducción del Ejército de Tierra, y advierte, en consecuencia, sobre "acontecimientos reivindicativos de tal gravedad que ni usted ni yo podemos precisar".

"Estado de inquietud"

El populista diario Clarín, el de mayor venta y difusión en todo el país, comparó algunos párrafos del texto firmado por Seineldín con la carta que Francisco Franco le envió al ministro de la Guerra en junio de 1936, según recoge la Historia militar de la guerra de España de Manuel Aznar, en las páginas 55 y 57.

Entonces decía Franco: "Es tan grave el estado de inquietud que en el ánimo de la oficialidad parecen producir las últimas medidas militares, que contraería una grave responsabilidad y faltaría a la lealtad debida si no hiciese presentes mis impresiones sobre el momento castrense.

En Buenos Aires, 54 años más tarde, el Turco Seineldín, como le llaman los fanáticos que le acompañan en sus desplazamientos, casualmente cree: "Es tan grave el estado de inquietud que en el ánimo de los oficiales y suboficiales parece producir la actual situación militar, que contraería una grave responsabilidad y faltaría a la lealtad debida si no le hiciese presente mis impresiones sobre el momento castrense".

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La extraordinaria capacidad de ambos cerebros para coincidir en el análisis de situaciones políticas tan disímiles en el tiempo se vuelve absolutamente fantástica cuando denuncian con las mismas palabras a quienes les acusan de golpistas: "Faltan a la verdad quienes presentan al Ejército como desafecto a la República; le engañan quienes simulan complós a la medida de sus turbias pasiones", se ofendía Franco.

"Faltan a la verdad quienes presentaron al Ejército guerrero como enemigo de la democracia; le engañaron quienes simulan complós a la medida de sus turbias pasiones", se indigna Se¡neldín.

El coronel, pasado a "retiro obligatorio" después de cumplir 60 días de arresto por encabezar la sublevación de Villa Martelli, inició una intensa campaña para lograr la adhesión de suboficiales y oficiales de baja graduación, los más afectados por el ajuste económico que soporta todo el país. Ayer por la tarde, Seineldín debía declarar ante el juez militar de turno por su vinculación con los panfletos, publicaciones, vídeos y material clandestino que se difunde en todo el país. Su actividad subversiva, agravada por la carta dirigida a Menem, sería castigada con un nuevo arresto mientras se dispone su baja definitiva del ejército.

La oposición política pide la aplicación de la ley de Defensa de la Democracia, que impone penas de prisión a quienes son juzgados y condenados.

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