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Malaisia, monarquía federal de 11 Estados

La península del sureste asiático celebra elecciones legislativas anticipadas este fin de semana

"Malaisia es un país que increíblemente funciona pese al mosaico de razas que lo forman", dicen al unísono un coronel retirado, de raza malaya, dedicado ahora al negocio de las armas, y un ejecutivo de origen indio, representante de una firma de comercio exterior. Conversan tranquilamente en el vestíbulo de un hotel -cuyo director es un español- de Kuala Lumpur, la capital de una ex colonia británica de amplia extensión, de 17,5 millones de habitantes, situada en el extremo del sureste asiático, casi en línea con el Ecuador, entre Tailandia y Singapur, que logró la independencia en 1957.

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Lucha entre rivales

En la ex colonia conviven teóricamente sin graves tensiones malayos y minorías indígenas, además de chinos e indios. La península de Malaisia, que mañana y pasado celebra elecciones legislativas anticipadas, es una monarquía federal de 11 Estados, nueve de ellos regidos por un sultán, a los que se añaden los territorios autónomos de Sabah y Sarawak, que ocupan aproximadamente la mitad septentrional de la isla de Borneo. Malaisia es la única monarquía en el mundo cuyo rey es elegido por votación cada cinco años entre los jefes de los nueve sultanatos que existen. El actual monarca o "yang di-pertuan agong", elegido en marzo de 1989% es el sultán de Perak, Azlan Muhibuddin Shah, un prestigioso jurista que llegó a ser presidente del Tribunal Supremo. "Desde luego que es un país afortunado si se compara con otros países en vías de desarrollo. Es poco denso, la economía crece a gran ritmo, tiene fabulosos recursos naturales, entre ellos petróleo y gas natural, una población instruida, una acepta ble infraestructura y buenos planificadores, pero el problema racial subyace en todos las actividades de esta sociedad", comen ta un diplomático occidental. En 1969 los graves disturbios que se produjeron durante las elecciones entre la mayoría malaya, pobre, y la minoría china, rica, originaron centenares de muertos y llevaron al Gobierno a crear un discutido experimento de ingeniería social a 20 años, que ahora concluye, aunque está previsto continuarlo con uno distinto, denominado Nueva Política Económica (NPE), para corregir las desigualdades y redistribuir la riqueza nacional.

Mejor reparto

Los objetivos no han sido completamente logrados. Está algo mejor repartida la tarta, pero los favoritismos hacia, la mayoría malaya han creado un poso de resentimiento entre los chinos, que se sienten discriminados pese a tener el control económico del país. "Es un hecho que el malayo, de extracción rural, es mucho más pasivo y está menos capacitado que el chino, que tiene una gran aptitud para el negocio", opina el representante de una empresa pública europea. El primer jefe de Gobierno que tuvo Malaisia ha levantado ampollas al declarar que el Estado no debe romperse más la cabeza y dejar que la minoría china dirija la eco nomía y el comercio. Los malayos, llamados también "bumiputras" o "hijos del suelo", que controlan la Administración del país, representan aproximadamente el 57% de la población, y los chinos, el 32%. El resto lo compone la minoría india, que es la menos favorecida. Gracias al NPE la mayoría malaya ha pasado en 20 años de poseer sólo el 47. de la riqueza nacional al 20% (el objetivo del plan era haber llegado en 1990 hasta el 30%), pero esta circunstancia ha creado también dependencia y pasividad entre los principales beneficiarios.El NPE ha establecido un sistema de cuotas de representación dentro de la propia Administración, en las empresas públicas y en la educación, causa de que hayan aparecido el clientelismo y los abusos financieros. La Organización Nacional Malaya Unida (UMNO, en sus siglas en inglés), el partido que desde siempre gobierna la nación al frente de un bloque multirracial de coalición en el que está una decena de pequeños grupos, entre ellos las minorías china e india, se ha servido de esta necesidad de redistribuir la sociedad para convertirse en un holding que obtiene beneficios como poseedor directo o indirecto de empresas públicas y privadas.

La novedad de estas elecciones estriba en que por vez primera desde la fundación del país el pueblo malasio podrá escoger entre dos coaliciones interraciales. Hasta ahora la oposición estaba representada por el Partido de Acción Democrática (PAD, de mayoría china) y el Partido Islámico (PAS, musulmán fundamentalista).

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Una escisión abierta hace tres años en la lucha por la dirección de UMNO entre el jefe del Gobierno, Mohamed Mahathir, y el entonces ministro de Industria y Comercio y antes titular de Finanzas, Hanizah Razaleigh, llevó a éste a abandonar el partido con un puñado de seguidores y formar meses más tarde otro partido denominado Semangat'46 (Espíritu del 46, evocando el primer año de lucha por la independencia), que ha logrado unir por primera vez a los partidos de oposición dentro de una alianza que se presenta como alternativa de Gobierno.

Frágil matrimonio

Se trata de un matrimonio de conveniencias frágil y extraño, en el que la minoría china ha accedido a aliarse con los musulmanes más radicales del PAS después de que éstos abandonaran la reivindicación de luchar por un Estado islámico.Malaisia es un país con mayoría musulmana, que profesa la religión islámica pero que permite practicar otras creencias. Las leyes del país no se rigen por el islam, pero en algunos de sus Estados se contempla la posibilidad de que la población no musulmana se someta también a los dictados del Corán, lo cual podría originar una rebelión de las demás etnias y conducir al país a un caos político y social.

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