_
_
_
_

Menem limita el derecho de huelga con una norma aplicada en la dictadura

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

El miércoles, antes de iniciar una nueva gira de 10 días por cuatro países europeos, el presidente argentino, Carlos Menem, firmó el decreto que limita el derecho de huelga según leyes aplicadas durante la dictadura militar y que otorgan al Ministerio de Trabajo un poder casi absoluto para imponer su autoridad sobre los sindicatos que proyecten huelgas o planes de lucha.

El Gobierno de que preside el peronista Carlos Menem y los sindicatos, también peronistas, del sector considerado por la Prensa como "el más duro y combativo" de los dos en que permanece dividida la Confederación General del Trabajo (CGT), se declararon la guerra el miércoles.Los dirigentes gremiales del sector de la CGT que lidera Raúl Ubaldini, reunidos en su congreso, no podían creer la información que transmitían las cadenas de radio. Poco después, por aclamación, aprobaban una "jornada nacional de protesta" el próximo 15 de noviembre. Para entonces, los ubaldinistas, a los que apoya Lorenzo Miguel, el capo de las 62 Organizaciones -brazo político del sindicalismo peronista- y de la poderosa Unión Obrera Metalúrgica, creen que podrán organizar una movilización para obligar al Gobierno a modificar su política económica.

El congreso de la CGT se cerró con un acto público al que asistieron unas 30.000 personas. En su discurso, Ubaldini comparó la política económica actual con la de la dictadura militar.

Al mismo tiempo, en el Gran Buenos Aires, los sindicatos menemistas, a los que el Gobierno reconoce como "la única CGT", celebraban su propio acto frente a 10.000 personas ante las que se comprometieron a apoyar a Menem "porque queremos trabajar y no hacer huelgas".

A esa hora también, en cinco provincias argentinas continuaban las huelgas que paralizan las administraciones públicas y miles de personas participaban en marchas para protestar "por los salarios de hambre" y contra "la desocupación y la miseria".

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_