La sequía sucede a las inundaciones
La ciudadanía vasca está atónita ante los cambios climáticos que se vienen produciendo en los últimos años en esta comunidad, propiciados, según algunas teorías, por el efecto de la contaminación atmosférica y el llamado efecto invernadero. En poco más de un lustro, Euskadi ha vivido dos de las inundaciones más desastrosas de su historia junto con la sequía más prolongada que se recuerda.Tras las lluvias torrenciales desatadas en el mes de agosto de de 1983 y en julio de 1988, que provocaron centenares de miles de millones de pesetas en pérdidas y la muerte de más de 50 personas, se comenzó a hablar de una "psicosis de gota fría". Después de dos años de sufrir una drástica disminución en el régimen de lluvias, el fenómeno podría haberse tornado en una "psicosis de sequía".
Las restricciones sorprendieron a un país para el que la "pertinaz sequía" fue durante muchos años una lejana referencia de justificación franquista a las dificultades económicas repetida por los medios de comunicación.
La dura realidad ha colocado en primer plano problemas aparentemente olvidados de todos como el enorme caudal de agua perdida cada día por el mal estado de la red de abastecimiento o la contaminación de los ríos, que impide recurxir a sus aguas en casos de emergencia.Limitaciones cotidianas
Cuando acaba de cumplirse un año desde que se decretaran las primeras restricciones en Bilbao y Vitoria, ninguna institución pública o privada parece haberse preocupado de investigar las repercusiones que las limitaciones en el uso del agua han supuesto en la vida cotidiana de los ciudadanos vascos.
Fuentes del Consorcio de Aguas del Gran Bilbao señalan que esa investigación sociológica podría ser de interés una vez superada la actual situación de emergencia, pero que por el momento se encuentran "desbordados de trabajo".
En la Federación de Consumidores de Euskadi tampoco se han recopilado datos sobre los nuevos hábitos de los vascos ante las limitaciones impuestas por la sequía, aunque sí se detecta un cierto conformismo. Tan sólo los ecologistas del grupo Eki reivindicaron una reducción en las tasas abonadas por los ususarios paralela a la reducción del servicio a 16 horas diarias por el Consorcio de Aguas.
Las incidencias climatológicas . han repercutido sobre todo en el estado de los ríos. Las riadas de 1983 y 1988 llevaron a una política general de dragados y canalizaciones, calificada como excesíva por algunos especialistas.
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