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EL CONFLICTO DE ORIENTE PRÓXIMO

La ONU condena la violencia israelí en Jerusalén

El Consejo de Seguridad de la ONU, tras cinco días de negociaciones y noches de insomnio, aprobó en la madrugada de ayer (hora peninsular española) una resolución de condena a Israel por la matanza de palestinos en Jerusalén el pasado lunes. El acuerdo, que salva la unidad alcanzada desde el comienzo de la crisis del Golfo, ha sido criticado por igual por los dos principales actores del conflicto árabeisraelí: la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y el Gobierno israelí.

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Sin embargo, a pesar de las críticas procedentes de Jerusalén y Túnez, la resolución marca un hito en las relaciones entre Estados Unidos e Israel. Por primera vez en la historia de la organización mundial, un texto condena torio de la conducta israelí no sólo ha contado con el voto favorable norteamericano, sino que ha sido promovido por Washington.En el texto finalmente aprobado, "el Consejo de Seguridad ex presa su alarma ante la violencia registrada el 8 de octubre en Al Haram al Sharif y otros lugares santos de Jerusalén, que provocó la muerte de más de 20 palestinos", al tiempo que "condena especialmente los actos de violencia cometidos por las fuerzas de seguridad israelíes, que se tradujeron en la pérdida de vidas humanas".

La mención del nombre árabe -Al Haram al Sharif- del lugar donde se registraron los incidentes y no del judío Monte del Templo supone una concesión a los países árabes, cuyos representantes, incluidos los de países aliados con Estados Unidos en el conflicto del Golfo, como Egipto, Arabia Saudí y Kuwait, condenaron el martes sin paliativos las muertes causadas por las fuerza

de seguridad israelíes.Igualmente importante, desde el punto de vista de la posición mantenida hasta ahora por Washington, es la calificación de Israel como "potencia ocupante" que se hace en el punto tercero de la resolución. "El Consejo pide a Israel, la potencia ocupante, que cumpla escrupulosamente sus obligaciones legales y responsabilidades que se derivan de la IV Convención de Ginebra [sobre los derechos de las poblaciones civiles]".

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Por último, la breve resolución de cuatro puntos "pide al secretario general, en relación con su decisión de enviar una misión a la región ( ... ) que someta un informe [al Consejo] sobre sus resultados y conclusiones antes del 24 de octubre".

La unanimidad registrada en la madrugada de ayer fue el resultado de cinco días de intensas negociaciones celebradas por los 15 miembros del Consejo de Seguridad en sesiones maratonianas, muchas veces prolongadas hasta el alba, en un intento de conse guir una fórmula de compromiso que mantuviera la unanimidad del Consejo.

La habilidad y profesionafidad del presidente de turno del Consejo, el británico sir David Hanney, consiguió el milagro de poner de acuerdo las posiciones antagónicas de Washington, de una parte, y de los países no alineados, presionados por la central palestina, de otro. Como comentó jocosamente uno de los embajadores participantes, el Consejo se convirtió en las dos últimas noches "en la cámara de tortura de sir David".

Hanney tuvo que realizar toda clase de maniobras para conseguir, por un lado, que Washington aceptara un endurecimiento de su proyecto de resolución original, demasiado suave y difuso en cuanto a las responsabilidades israelíes, y por otro, para convencer a la OLP y a los no alineados de que si insistían en que se votase su texto Estados Unidos volvería a ejercer el veto que ha aplicado en el pasado a casi todas las resoluciones referentes a Israel. La última vez que Washington se unió a una condena mundial del régimen israelí fue durante la invasión de Líbano en el verano de 1982.

El principal obstáculo radicó en el alcance de la misión investigadora de las Naciones Unidas. Mientras los no alineados y la OLP deseaban que la misión estuviera compuesta por tres miembros del Consejo de Seguridad, con el fin de involucrar directamente al organismo ejecutivo de la ONU en la protección de la población palestina en los territorios ocupados, Washington pretendía que la misión fuera enviada sólo con fines informativos por el secretario general, Javier Pérez de Cuéllar.

El escollo lo salvó el Consejo con una declaración leída por el presidente del organismo, David Hanney, en la que se pide al secretario general que la misión informativa incluya en su informe, además de los resultados de su investigación, "una recomendación al Consejo sobre los medios y las formas de asegurar la seguridad y protección de los civiles palestinos bajo ocupación israelí". La misión estará compuesta por tres funcionarios de la Secretaría General de la ONU. Se trata de Jean-Claude Aimé, un lialtiano que ha realizado gestiones similares en la zona; Gian Domenico Picco, un italiano que tuvo una destacada labor en las negociaciones entre Irak e Irán, y Lisa Buttenheim, de la oficina, de Pérez de Cuéllar.

Aunque el esqueleto de la resolución está calcado del texto originalmente distribuido. por el embajador norte americano, Thomas Pickering, EE UU no figura como promotor oficial del documento, cuyos patrocinadores finales fueron el Reino Unido, Canadá, la Unión Soviética, rancia, Finlandia, Costa de Marfil y Zaire.

El embajador israelí en la ONU, Johanan Bein, acusó al Consejo de "caer en una trampa tendida por Sadam Husein para desviar la atención del conflicto del Golfo". El representante de la OLP, Nasser al Kidua, se manifestó "descontento" porque no refleja lo que, según él, debía haber sido la actitud el Consejo hacia el pueblo palestino.

[El ministro español de Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, declaró ayer que la resolución "ha sido muy importante, por la unanimidad y por la posición activa de EE UU, y porque supone un paso que robustece la cohesión del Consejo sobre las demás decisiones sobre Irak"].

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