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LA BATALLA ELECTORAL VASCA

Los más viejos del lugar

El País Vasco registra la tasa de natalidad más baja de la OCDE

Aurora Intxausti

Una a una, las puertas de un gran número de aulas de las escuelas vascas han ido cerrándose; faltan niños que ocupen los pupitres. Los columpios de los parques, de los pueblos y ciudades del País Vasco se balancean en solitario, mientras en los bancos próximos, a las horas que el sol calienta, se van sentando aquellos ciudadanos que desde los 65 años dejaron de ser sujetos activos. Este panorama es el reflejo de una situación que se ha ido dibujando a grandes pinceladas en los últimos años. La comunidad autónoma vasca registra la tasa de natalidad más baja de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

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El número de nacidos vivos en el periodo comprendido entre 1975 y 1985 descendió en un 47%. Mientras la tasa bruta de natalidad en esta comunidad era en 1975 del 19,1 por 1.000, 10 años más tarde se situaba en el 9,89 por 1.000. La preocupación, fácilmente detectable en amplios sectores de la sociedad, se ha venido acrecentando, tanto por el acelerado ritmo de descenso de los nacimientos como por los altos que se han ido marcando en la pirámide de envejecimiento.La falta de debate sobre un tema calificado por algunos de "alarmante" se refleja en los debates electorales de los distintos partidos políticos que quieren ocupar escaños en la Cámara de Vitoria, poco espacio y escaso análisis del problema.Desde algunos sectores de la sociedad se considera necesario que se adopte una política demográfica que permita frenar de alguna manera esta tendencia, que afecta especialmente al sistema económico, educativo y sanitario, y evitar que la demografía, según el profesor de Sociología Urbana Víctor Urrutia, continúe siendo "la pariente pobre de la política".

Mejor nivel de vida

Las razones para ir reduciendo el número de hijos por familia en el País Vasco son similares a las de cualquier país de la Europa más desarrollada; industrialización, urbanización, un aumento en el nivel de vida y, consecuentemente, un deseo de ser dueño de su propio destino y la posibilidad de ejercer un control preciso sobre los nacimientos. Todo ello, independientemente de la clase social a la que se pertenezca, la religión que se profese y la postura ideológica.De las consultas efectuadas a los jóvenes vascos sobre la familia o la posibilidad de tener hijos se obtienen respuestas tales como "traer niños a este mundo es un problema, dado cómo se presenta el futuro". La idea que tienen los jóvenes sobre lo que debe ser un núcleo familiar no incluye, en la mayoría de ocasiones, a los niños.

Estas afirmaciones, según los diferentes estudios consultados, son indicativas de una sociedad en declive en la que príman más los valores individualistas que los de la colectividad

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El fuerte descenso de la natalidad ha obligado a la Admi nistración vasca a ir adoptando medidas en aquellas materias en las que con más claridad se ha reflejado la disminución de niños. En este curso escolar casi medio millar de aulas dé las escuelas vascas ha tenido que ser cerrado por causa de alumnos. El futuro no se presenta demasiado optimista para los profesores y una gran parte de éstos deben reciclarse en asignaturas a las que la enseñanza pública no dedicaba especial atención.

La Iglesia, fuertemente enraizada entre los vascos, se ha hecho también eco de este tema, y así el obispo auxiliar de Bilbao, Juan María Uriarte, trabaja desde hace años en un estudio de la demografia vasca.

El prelado, en una de sus homilías, pidió a la sociedad "una actitud más abierta y más positiva ante la transmisión de la vida humana". Y recordó que el número de nacidos en la comunidad vasca ha llegado a ser igual, si no inferior, al de los fallecidos. Esto significa, indicaba el prelado, que ésta es una sociedad amenazada en su propia subsistencia y seriamente tocada en su. voluntad de vivir.

En su opinión, "la sociedad vasca no puede abstraerse de las graves consecuencias de esta reducción implacable en el número de hijos; una sociedad cada vez más envejecida, un mundo entristecido y un estancamiento en los dinamismos sociales más renovadores".

En el año 2000, 400.000 personas tendrán más de 65 años en el País Vasco sobre una población de poco más de dos millones de habitantes.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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