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El debate político

En Alemania ha tenido lugar una revolución pacífica, una feliz liberación de coacciones que se habían hecho absurdas. El futuro está otra vez abierto. (...)En realidad, esto tendría que animar el debate político-intelectual en Alemania tanto como el aire fresco que barre una habitación cuando se abre la ventana tras tenerla cerrada muchas horas. Sin embargo, es evidente que el aire fresco no interesa a la mayoría de los que dominan el debate público. Parece que los intelectuales alemanes siguen con disgusto, como detrás de la valla, los acontecimientos que se desarrollan en el país. No saben qué hacer con la unidad, les da miedo. (...) Los que hasta el momento defendían los cambios exclaman ahora a coro: "¡Por favor, no tan deprisa, deteneos, tenednos en cuenta!". Lo que tanto horroriza a los intelectuales es la posibilidad (...) de que en Alemania el debate público sobre historia, política y moral deje de ser un ritual pedagógico, una terapia de grupo de proporciones nacionales, para convertirse en un asunto a tratar entre adultos. El regreso a la normalidad europea no atenúa los crímenes que los alemanes han cometido. (...) Pero el presente y el futuro no se distinguen por la magnitud de la indignación moral, y Auschwitz no puede seguir siendo esa fórmula de interdicción ante la que los alemanes caen instantáneamente en una esforzada contemplación de sí mismos para, al final, verse como algo muy especial en lo extraordinario de su culpa. (...)

10 de octubre

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