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Alfonso Guerra reaparece en Carmona y llama a los los medios de comunicación "nuevos inquisidores"

El vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, reapareció anoche en Carmona (Sevilla), ante un auditorio afín y en un tono de moderación y de ironía. Guerra dijo a los asistentes al mitin que él iba a ser el "primer beneficiarlo" de la nueva legislación que proscriba la mentira en la prensa y pidió que no le aplaudieran porque "los nuevos inquisidores", en alusión a los medios de comunicación, "lo reprobarán mañana". Guerra clausuró en Carmona los actos de homenaje a Julián Besteiro.

Guerra no empleó anoche en Carmona su encendido lenguaje de otras veces ni tampoco recurrió a la escenificación de sus palabras, como en tantas otras, sino que convirtió el típico mitin de partido en una intervención política lineal, carente de alteraciones, en donde intercaló alusiones y citas sobre la figura política de Besteiro con una llamada a los jóvenes militantes e intelectuales afines al PCE para que se integren en el partido socialista; el anuncio de la permanencia de¡ modelo socialista en el poder al menos en la década que comienza, y un vaticinio de lo que será el 322 congreso de su partido: el triunfo de las mayorías sobre las minorías. No obstante, precisó, que él era un hombre abierto al debate y a la pluralidad en el seno del partido.El vicepresidente consiguió reunir anoche en el teatro Cerezo de Carmona a un importante sector del guerrismo y del aparato que gobierna actualmente el partido, además de su corte sevillana encabezada por Luis Yáñez y todos los poderes políticos locales. También se encontraban en el acto tres presidentes autonómicos: Manuel Chaves (Anda lucía); José Bono (Castilla-La Mancha), y Juan Carlos Rodríguez Ibarra (Extremadura), así como la ministra Matilde Fernández, a quien se le descubrieron unas lágrimas cuando, y casi al terminar el mitin, Alfonso Guerra le dedicaba un vibrante homenaje a Julián Besteiro.

Acusaciones contra el PP

El acto político, que cerraba las jornadas que se han celebrado estos últimos días en Carmona con motivo del 50º aniversario de la muerte de Julián Besteiro, contó con la participación de Ramón Rubial, presidente del PSOE; Carlos Sanjuán, secretario general del PSOE andaluz, y Manuel Chaves como teloneros de Guerra. Sanjuán llegó a llamar al Partido Popular "conservador de la sarna y de la miseria" por oponerse a asumir la declaración institucional que el presidente del Congreso de los Diputados, Félix Pons, intentó días pasados que se aprobara en homenaje a la figura de Besteiro. Esta frustrada declaración fue leída por Sanjuán ante los 2.000 asistentes al mitin, que la jalearon con una larga y fuerte ovación.

Alfonso Guerra, ya durante su intervención, deploró la "pre sión descalificadora" que padece su partido y aseguró que quienes tratan de derribar su solidez quieren quebrar lo único verte brador que, a su juicio, existe en la actualmente política española "porque el PSOE es hoy un dato de estabilidad para España". Dijo también: "Agotados y humillados, han creído tapar su fracaso creando el fantasma de la crisis interna del PSOE. Esto ocurrió antes de las elecciones andaluzas. Deben prepararse ahora para una nueva desilusión. En aquella ocasión enviaron a Andalucía todos los cañones, pero el tiro les acabó saliendo por la culata".

Con su convocatoria a los intelectuales y a la joven militancia todavía de fidelidad comunista, el vicepresidente del Gobierno aseguró que estaba llamando a todos a "la casa común de la izquierda", que en su opinión es el PSOE, "como quería Julián Besteiro". Para llevar a cabo esta misión, Alfonso Guerra ve en el PSOE el único partido cohesionado y con un hombre que tiene una capacidad de liderazgo ela ramente identificada: Felipe González.

Cuando se refirió al 322 con greso del PSOE, quese celebrará durante el próximo mes de noviembre, el vicepresidente del Gobierno se mostró abierto a la crítica y al debate y abogó por una participación de todas las personas vinculadas al partido, pero consideró necesario que en este congreso de redefinición se tenga en cuenta el dictado democrático según el cual, como aceptaba Julián Besteíro, las mayorías se forman y las minorías las acatan.

"La disciplina de un partido supone aceptar voluntariamente las normas que se dan libremente en la institución. Éste será un congreso de debate y de alternativas que darán de sí la configuración de unas mayorías y unas minorías", manifestó.

Guerra concluyó su discurso, que duró aproximadamente 45 minutos, aseverando que Julián Besteiro era, como éste mismo había dicho respecto del fundador Pablo Iglesias, "un tesoro moral en la conciencia de los hombres libres". Parafraseando de nuevo a Besteiro, cuando dio el último adiós a Iglesias, el vicepresidente del Gobierno afirmó: "La muerte no nos separa de Besteiro".

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