Festivales desamparados

En Navajas, pintoresca villa de la comarca del alto Palancia (Castellón) a la que he acudido para disfrutar los últimos. conciertos de su III Semana Internacional de Trompeta, leo su editorial sobre los festivales de música (EL PAÍS, 8 de septiembre). Se habla allí de actividades empresariales, concesiones en exclusiva, subvenciones estatales, autonómicas o municipales y despilfarros, con la consecuencia de que, se dice en el artículo, "todosPasa a la página siguiente

Viene de la página anterior

los posibles beneficios han ido a manos privadas y todos los gastos a las públicas de diversa índole". En definitiva, los ingredientes de la creciente comercialización de la cultura, amparada en la burocratización de la gestión cultural desde las instituciones públicas.

No es éste el caso del festival de Navajas. Con un presupuesto modesto, que se cubre con ayudas de la Caja de Ahorros local, las cuotas de inscripción de los alumnos del Curso Internacional de Trompeta, el entusiasmo desinteresado de los organizadores y la generosa acogida de la familia Martí, en cuyos residencia y jardines tiene lugar, el ciclo de conciertos de la Semana Internacional de Trompeta nos ha brindado la ocasión de disfrutar, gratis et amore, lo mejor de la música renacentista y barroca para trompeta en boca de virtuosos como Pierre Thibaud -solista de la ópera de París-, Maurice Benterfa y los maestros Vicente López, Vicente Campos y Vicente Ros, del Conservatorio de Valencia.

Los organizadores, con el agua al cuello -la subvención prometida por la Conselleria de Cultura de la Generalitat de Valencia les fue denegada con el festival en marcha-, se queján de la falta de apoyo institucional. Sería lamentable que esta demostración de auténtica cultura musical desapareciera por falta de ayuda o se adulterara por la intervención de los burócratas de la cultura.-