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España apoya el ingreso de los países del Este en el Consejo de Europa

España "apoya decididamente" el ingreso de los países del Este en el Consejo de Europa como "factor de legitimación y elemento de estabilidad en la nueva Europa que estamos, entre todos, inventando desde las cenizas de una guerra fría", declaró ayer Felipe González en Estrasburgo ante la asamblea de parlamentarios del Consejo de Europa.

El presidente del Gobierno, invitado especial al debate sobre la seguridad y la cooperación en Europa, puso el acento en el papel integrador que intentará desempeñar nuestro país a partir del 6 de noviembre, día en que asumirá la presidencia semestral de turno del Comité de Ministros del Consejo.La propuesta española es que el Consejo de Europa debe sopesar, más que la letra de las leyes, la voluntad de estos candidatos del Este de instaurar un régimen de libertades. "No pido que se rebaje el listón", dijo González, "sino que se aplique el criterio general con generosidad y visión de futuro". El presidente del Gobierno propuso también utilizar como "precedente" la experiencia de la transición española a la democracia. En su opinión, el Estado de las autonomías "es un ensayo de una importancia histórica de gran trascendencia".

"El consenso para superar enfrentamientos y abandonar cualquier tentación de desquite, el volver la página y escribir un nuevo capítulo" constituyen un ejemplo que puede servir también para resolver los problemas de las diferencias lingüísticas, culturales y étnicas que se dan en Europa.

La oferta de González se dirige a integrar como socios de pleno derecho a todos los países de Europa central y del Este, en especial a la URSS. Pero, frente al modelo de la casa común de Gorbachov, el presidente del Gobierno lanzó .el concepto alternativo de una Europa concebida como un camino abierto a América". "El vínculo atlántico es vital para Europa y Gorbachov lo estaba incluyendo cuando lanzó su propuesta", precisó el presidente.

Sin embargo, insistió en que hace falta equilibrar los lados del triángulo de relaciones e hizo especial hincapié en los lazos con Latinoamérica y en la necesidad de abordar los problemas de seguridad en el Mediterráneo.

La asamblea de parlamentarios del Consejo de Europa puede servir en una primera fase como núcleo del soporte parlamentario que deberá tener la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE). Felipe González advirtió, no obstante, que se deben evitar las duplicidades y la confusión de papeles. "El Consejo de Europa no debe invadir el campo de los problemas de seguridad en la nueva arquitectura europea", afirmó. En el debate posterior a su discurso, el presidente del Gobierno no logró aclarar las ambigüedades que salpican su esquema de unión paneuropea ni tampoco precisar el papel de cada una de las diversas instituciones que confluyen en el continente. Evitó incluso entrar a valorar la propuesta del presidente francés François Mitterrand sobre la creación de una confederación europea. Sí lanzó, sin embargo, un mensaje de esperanza a los candidatos del Este.

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'Casa común' o confederación

La de ayer fue la tercera intervención de Felipe González ante el Consejo de Europa. La primera se produjo en 1977 (entonces era líder de la oposición) para agradecer la entrada de nuestro país como socio de esta organización de defensa de los derechos políticos y del respeto de los valores culturales y humanos. En 1984 acudió de nuevo, ya como presidente del Gobierno. El próximo 6 de noviembre, España inaugurará su segunda presidencia de turno del Comité de Ministros del Consejo de Europa.En el plazo de unos meses, Checoslovaquia y Hungría pasarán a ser miembros de pleno derecho del Consejo de Europa. Polonia tardará aún poco más de un año. La URSS suscribirá el convenio cultural bien en octubre o bien en mayo, pero aspira, como el resto de los países del Este (incluida Albania), a cambiar su papel de invitado especial por el de socio en pie de igualdad. A Gorbachov le corre prisa estrenar la casa común, y el Consejo de Europa, surgido en 1948 como foro defensivo de los valores de Occidente, se está adelantando al resto en la aspiración de institución que quiere albergar a la gran Europa.

Esta ruptura del muro ha cargado de prestigio al Consejo de Europa, a pesar de su carácter moral y de su falta de poder coercitivo y vinculante ante los Gobiernos. Los 350 convenios aprobados (culturales y de derechos humanos) han dado pie a miles de acuerdos bilaterales. Con vistas al futuro, países como Checoslovaquia, Hungría, Polonia o Yugoslavia apuestan por una Europa federal como única solución a los problemas étnicos y de nacionalidades que les acechan. La URSS ve en el Consejo de Europa una casa abierta donde puede estar representada con los mismos derechos que el resto. Gorbachov valora el atractivo de que es una estructura exclusivamente europea, en la que no está presente, como en la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa, EE UU.

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