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Entrevista:

"La pasión por la Iglesia ha llevado a los jesuitas más a denunciar que a anunciar"

Francesc Valls

El nombre de papa negro se da habitualmente al prepósito general de la Compañía de Jesús, quizá por ser el responsable de la orden religiosa más importante de la Iglesia católica. Este cargo es ocupado desde 1983 por el holandés Hans Peter Kolvenbach, el 292 sucesor de san Ignacio de Loyola, fundador de los jesuitas. Kolvenbach se encuentra en Loyola participando con casi un centenar de provinciales en la celebración del 4502 aniversario de la fundación de la compañía. Allí contestó a EL PAÍS.

Pregunta. ¿Cuál es la vigencia de la obra de San Ignacio de Loyola a 450 años de la fundación de la Compañía de Jesús?

Respuesta. En este momento la Compañía está alentada por las mismas motivaciones que sentía, cuando la fundó, hace 450 años San Ignacio de Loyola. En primer lugar, un gran deseo, iba a decir pasión, por los Ejercicios Espirituales, esta experiencia que tuvo Ignacio ya en Manresa (Barcelona) y que está todavía a disposición de cualquier hombre que desea que Dios le transforme su vida cotidiana a la luz del Evangelio, con una vocación personal y con sentido de misión en la Iglesia. A esto se añade el deseo de ayudar al prójimo para que llegue a ser lo que es en lo profundo de su ser.

Por lo demás, la Compañía sigue manteniendo su dinamismo movilidad y disponibilidad, sin identificarse con una única clase social, aunque muchas veces esta actitud no sea demasiado comprendida por mucha gente.

Se constata también, y en eso sigue vigente el espíritu inicial de San Ignacio, una pasión por la Iglesia que a veces ha llevado a la Compañía denunciar más que a anunciar. Ello quizás denota más impaciencia que esfuerzo de contención evangélica. La razón de ser de la Compañía sigue siendo el servicio a la Iglesia, con relaciones leales con el que es sucesor de Pedro.En América LatinaP. Usted se ha referido en distintas ocasiones a la necesidad de que los miembros de la Compañía de Jesús no adquieran compromisos de tipo político. Hoy, sin embargo, en numerosos lugares del llamado Tercer Mundo los jesuitas viven su compromiso con los pobres. ¿Cómo deslindaría la acción política del compromiso social?.

R. Para mi es menos motivo de preocupación lo que pudo ser la teología de la liberación en el pasado que la capacidad, en el momento de la desintegración de una clase de comunismo, que pueda tener de responder a los desafíos de hoy. Visitando a los jesuitas de América Latina he podido ver que están buscando la manera de reorientar su actividad dados los cambios que tienen lugar en sus países. Estoy convencido de que solamente pueden llegar a alcanzarlo si siguen las enseñanzas de la doctrina social de la Iglesia, que dará eficacia a la teología de la liberación al servicio de los pobres y de la justicia en ésta y otras partes del mundo.

P. ¿Cree que a corto plazo se puede iniciar el proceso de beatificación de Ignacio Ellacuría, asesinado en noviembre del año pasado por el Ejército salvadoreño?.

R. Hay que pensar antes en monseñor Romero [arzobispo de San Salvador asesinado en 1980] y tantos otros sacerdotes y seglares muertos por causa de su fe.P. Varios consejeros suyos manifestaron recientemente que ya no hay tensión entre la Compañía de Jesús y el Vaticano. ¿Es ésa también su opinión al respecto?

R. Las relaciones son en estos momentos cordiales en todos los aspectos y Juan Pablo II nos manifiesta constatemente su confianza, como acaba de hacer con la carta que ha enviado a la Congregación de Pronvinciales de Loyola y que ha sido divulgada por las agencias.

P. El padre Pittau -que es consejero suyo- declaró recientemente que el compromiso social en el que hizo hincapié su antecesor en la dirección de la Compañía de Jesús, el padre Arrupe, fue mal entendido y los jesuitas pusieron demasiado énfasis en lo social. ¿Qué les recomendaría ahora a los jesuitas que desarrollan su labor en los países pobres?

R. Yo les diría, como ya he manifestado anteriormente, que se inspiraran más y más en la doctrina social de la Iglesia que han de llevar en el corazón. Solamente de esta manera podrán dar respuesta eficaz en el servicio de los pobres al servicio de la justicia que brota de la fe, como en realidad decía el padre Arrupe.Luchas por el poder

P. Algunos teólogos sostienen que la Iglesia católica vive un momento de involución. ¿Como juzga este diagnóstico?R. Los teólogos católicos saben que su trabajo de investigación y sus esfuerzos de búsqueda son necesarios al pueblo de Dios, pero también reconocen que su libertad está en el seno de un servicio que quieren ofrecer a una verdad que no está a su alcance. En este campo, que tradicionalmente es muy delicado, las luchas por el poder o el enquistamiento de las posiciones no pueden llevar a una colaboración equitativa al servicio de la verdad revelada y en consecuencia recibida.P. La caída de los regímenes totalitarios del Este ha abierto nuevas perspectivas para la sociedad y para la Iglesia católica. ¿Cuál es la situación de la Compañía de Jesús en esos países y qué acción se plantea de manera prioritaria?

R. La Compañía esta ya presente en algunos de estos países masivamente, y está siempre alerta ante los desafíos que se presenten.

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