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BARCELONA

Gran triunfo de Finito, con García Márquez de testigo

No podía acabar mejor la temporada, y la verdad es que se mascaba el acontecimiento, aunque luego la suerte no fuese igualmente propicia a todos los actuantes.Y además, en barrera, un espectador de excepción, el premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, seguramente atraído por su amistad con la familia de Chamaco, que le brindó la muerte del tercer novillo, pero que se encontraría con la maestría de Manuel Caballero y el toreo deslumbrante de Finito.La primera faena de Finito fue de aliño. Pero salió el quinto, colorao ojo de perdiz y probablemente la mejor res de la temporada en Barcelona, a la que con toda justicia se le dio la vuelta al ruedo. Aquí Finito se transformó y toreó, dando las distancias, embarcando perfectamente la boyante embestida y toreando con arte, empaque y profundidad. Ya había formado una escandalera con el capote y como acabó con el astado de una estocada, para él fueron las dos orejas y el rabo, trofeos poco habituales aquí, en donde no se concedían desde hace nueve años.

Domecq /Caballero, Finito, Chamaco

Novillos de Santiago Domecq Bohórquez (22, sobrero), de discreta presentación y juego desigual; 52, bravo y noble, premiado con vuelta al ruedo. Manuel Caballero: ovación; oreja. Finito de Córdoba: silencio; dos orejas y rabo; salió a hombros por la puerta grande. Chamaco: ovación; ovación. Plaza Monumental, 24 de septiembre. Menos de tres cuartos de entrada.

Caballero rayó también a gran altura. Su primero era el único de presencia insignificante, pero fue bueno en la muleta, y el de Albacete lo muleteó con sosiego, aplomo y torería, muy templado y embebiendo perfectamente las embestidas, pero el uso poco certero del estoque le hizo perder el trofeo ganado en buena lid. Sí cortó una oreja en el dificil cuarto, al que había que medir muy bien, cosa que hizo Caballero con mimo e inteligencia.

Decididamente, Chamaco no tiene suerte en Barcelona. Estuvo valentísimo, clavó los pies en la arena y se dejó dar unas cuantas volteretas, pero con un lote dificultoso ahogó un poco las embestidas y no siempre dio salida a los novillos.

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