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lDiagnóstico a través de la nariz

La doctora norteamericana Barbara Talamo, directora del programa de neurociencia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tufts, de Boston, defendió en Pamplona una tesis sobre el diagnóstico precoz de Alzheimer, mediante la biopsia en la zona olfatoria, que consiste en recoger una pequeña muestra de la mucosa pituitaria y analizar si contiene lesiones similares a las que originan el mal de Alzheimer."Se ha demostrado", manifestó la experta norteamericana, "que en la enfermedad de Alzheimer el olfato es un sentido que sufre alteraciones. Los cambios que se observan en las células del epitelio son similares a los de las células del cerebro. Así, cabría la posibilidad de diagnosticar la enfermedad a partir de células nerviosas que están en el fondo de la nariz y que, evidentemente, son más faciles de obtener".

Esta nueva tesis provocó escepticismo en algunos de los asistentes, que insistieron en que las células de ese epitelio sensorial olfatorio tienen un origen distinto al del sistema nervioso y unas características diferentes a las de éste.

Respecto al origen de la enfermedad, se repitieron los tres factores más conocidos. El primero, de tipo genético -ya comprobado aunque no el único- y que hace que existan familias en las que los índices de la enfermedad son muy superiores a la media normal. Existe un gen, localizado en el cromosoma 21, que es el responsable del síndrome de Down, que es el causante del depósito de sustancias aneroídes. Estas son una de las causas patológicas que dan lugar a la muerte de un gran número de neuronas.

El papel del aluminio

En el síndrome de Down (mongolismo), este cromosoma está triplicado y, según los especialistas, hay que pensar que también lo está el gen citado, tríplicando a su vez la capacidad de la sustancia aneroide para destruir neuronas. Hoy en día, todas las personas que sufren mongolismo y alcanzan los 35, 40 o más años de edad padecen demencia senil muy precoz, que parece corroborar la tesis genética.

Por último, fue reiterado el factor tóxico producido por el aluminio. Parece comprobado que los pacientes de diálisis por perturbaciones renales padecen más la enfermedad al acumularse el aluminio en el suero que se les suministra habitualmente.

También se difundió un estudio, realizado en la isla de Guam, en el océano Pacífico, cuyos habitantes comían unas semillas que elevaban el nivel de aluminio en la sangre. En esta isla, los índices de la enfermedad de Alzheimer eran mucho más elevados que en el entorno, lo que vincula el aluminio a la degeneración neuronal.

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