Una 'tía' tirando a fofa
La corrida de María Olea ha sido una corrida de toros, o sea, lo que se llama "una tía". Lo que pasa es que la tal tía nos ha salido fondona, fofita y tontainas. No se puede tener todo. No había figuras en el cartel y tuvimos toros de hermosa lámina, con pitones como agujas, ¡qué hermosura de perchas!, con irreprochable trapío que en más de un caso mereció aplausos al aparecer en la arena. Pero las fuerzas faltaron y la casta también. La solución puede ser que les den de comer huevos fritos con jamón y que les hunten el culo con guindillas antes de salir, que eso cabrea una barbaridad y a lo mejor sacaban acometividad. La tuvo el de Flores Tassara, un toro con menos lámina, menos pitones y menos belleza, pero un toro que tuvo picante, que repitió y que desgraciadamente se fue al desolladero sin torear.
El Toril, Rivera, Conde de la Corte / Correas, Cartagena, Campuzano, Maracay, Bento
Toros de El Toril y de Francisco Rivera (Paquirri) para rejones, bravo el primero y manso el segundo, y cinco toros de María Olea, impecables de presentación pero mansotes y blandos, y uno de Flores Tassara, sustituyendo al 5º, devuelto por cojo, encastado. Antonio Correas: rejonazo (dos orejas). Ginés Cartagena: pinchazo y dos rejones (saludos). José Antonio Campuzano: media estocada (silencio) y, estocada corta, desprendida y tendida y descabello (pitos). Rui Bento Vázquez: bajonazo trasero (vuelta) y estocada (oreja). Plaza de La Glorieta, 21 de septiembre. Novena y última corrida de feria. Lleno de no hay billetes.
Antonio Correas se mostró preciso colocando ese arsenal de hierros, maderas y espumillón que llevan los caballeros en plaza y, dentro de lo que cabe, no demasiado aparatoso. Todo lo contrario Ginés Cartagena: impreciso con los hierros y espectacular en la monta, circense para ser exactos. Demostró cierta tendencia por lo musical, puesto que lo mejor fueron dos banderillas en la suerte del violín.
José Antonio Campuzano no templó excesivamente a su primero, que perdió la mitad de una de sus chitas, y en el segundo de los suyos estuvo desconfiado y breve.
Morenito de Maracay, muy movido en su primero, que acabó rajado y con la mala suerte de que le tocase el sobrero, que se fue tan ricamente al otro mundo, con la boquita cerrada y sin haber sido toreado como era menester.
Rui Bento, que se presentaba como matador de alternativa en Salamanca, tropezó con un blando animal en primer lugar que se le derrumbó cual largo era. En el sexto, compuso una faena valentona, con buen trazo.
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