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La peseta puede reducir su banda de fluctuación en el Sistema Monetario antes de 1994, según Solchaga

La peseta puede reducir su banda de fluctuación en el Sistema Monetario Europeo (SME) antes de 1994, desde el 6,2% actual al 2,25%, según manifestó ayer el ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, durante su comparecencia ante la comisión mixta Congreso Senado para la CE, en respuesta a interpelaciones del grupo Popular y de Izquierda Unida. A partir de esa fecha (inicio de la segunda etapa de la unión monetaria), y transcurridos cinco o seis años (inicio de la tercera etapa), esta banda debería reducirse al 1% para todos los países con una adaptación progresiva.Según el ministro de Economía, el sometimiento de la peseta a una mayor disciplina monetaria es una consecuencia directa de la incorporación de España a la liberalización de los movimientos de capitales, prevista para el 1 de enero de 1993, que podría adelantarse. "Una vez efectuada la liberalización de los movimientos de capitales entre los países de la CE, no parece que suponga muchas dificultades entrar en la banda estrecha del SME", afirmó el ministro.

Durante su comparecencia ante la comisión mixta Congreso Senado a petición del PP y de Izquierda Unida para explicar la actual postura española sobre la Unión Económica y Monetaria, Solchaga afirmó que la propuesta efectuada durante la última reunión del Consejo de Ministros de Finanzas de la CE (Ecofin) en Roma no ha variado en esencia. Añadió que la actual posición española es más fiel al Informe Delors que a la última propuesta de la Comisión Europea efectuada el pasado mes de agosto.

Propuesta integradora

"Lo único que se ha hecho es establecer plazos y concretar las medidas para avanzar hacia la unión económica y monetaria", afirmó Carlos Solchaga, quien volvió a hacer profesión de fe del proceso unificador "sin flaquear en la firmeza con que se ha venido defendiendo". Es una propuesta, añadió, "abierta e integradora para permitir que el proceso no se detenga".

Para Solchaga, el atraso de la segunda etapa de la unión monetaria al 1 de enero de 1994 -un año más tarde de lo previsto en el Informe Delors- proporcionará a todos los países una valiosa experiencia sobre el funcionamiento del mercado único europeo, cuya entrada en vigor está prevista para 1993.

Esta segunda fase, que contempla la constitución de un banco central o un sistema de bancos centrales europeos, debe ser posterior a la desaparición de los controles de cambio, la entrada de todas las monedas en el SME, la prohibición de financiar los déficits públicos a través de apelaciones a los bancos centrales y la autonomía de éstos frente a sus gobiernos, según Solchaga.

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