Ineficacia judicial
Estás acostumbrado a oír hablar de la ineficacia de la Justicia, pero hasta ahora no la había experimentado. Ahora va a hacer cuatro meses que un individuo, o, más exactamente, un menor, entró a robar en el videoclub que regentaba mi hermana y la asesinó brutalmente, y digo brutalmente porque no fue una muerte accidental, ni la mató en defensaPasa a la página siguiente Viene de la página anterior
propia, ni en un acceso de ira, la mató con la fría conciencia de quien sale de casa con un cuchillo de carnicero y se ensaña con su víctima.
Desde entonces, la rabia por una muerte tan inútil se ha ido mezclando con la producida por la impotencia de ver que todo va a quedar impune. La impotencia de imaginarme que algún día me pueda cruzar con el asesino de mi hermana, de mi mismo pueblo, y no pueda hacer nada. Porque se sabe quién, cuándo, cómo y por qué lo hizo, y aún no han conseguido dar con él, y cuando lo encuentren dará igual.
Me refiero a la situación de los menores en este país, que últimamente ha estado más presente en las noticias de sucesos. He preguntado y consultado, y todos -un juez, un representante de un organismo oficial, la policía y mi abogado- me han dicho lo mismo: "Si es un menor de edad, no hay nada que hacer". Y no lo entiendo. ¿Quién fija el límite? ¿Qué hace más responsable a una persona de 16 años de otra que tiene sólo 14?
Violar o matar no es cosa de niños, y cualquier persona que lo haga no es un niño, tenga 12, 14 o 16 años. Si no, que le pregunten a esa niña oriental a la que torturaron y mataron una pandilla de niños salidos del centro de Godella, los mismos que pocas semanas después, en otra de sus salidas, violaron a otra chica, eran cinco niños, pero a ella no le parecerían muy infantiles, seguro.
Soy consciente de que es un problema demasiado complejo que no tiene una fácil solución. Pero, si se ha comprobado que la semi-reclusión en centros de los que ellos salen siempre que quieren no es efectiva, que creen centros especiales donde se les apliquen penas proporcionales al acto cometido. Si una persona es peligrosa, máxime cuando es reincidente, da igual que tenga 12, 30 u 85 años. Por lo menos, se evitaría que ninguna otra familia tuviera que sufrir el dolor de una muerte tan inútil y la impotencia de que no se haga justicia, como lo ha sufrido la mía. Y todavía no ha acabado la pesadilla.-
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