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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Sobre el mal servicio del transporte público

Nos satisface que ejerza su derecho de ciudadano -no es usted el único- quejándose (véase EL PAÍS del 6 de agosto de 1990) del mal servicio que ofreció Renfe a los usuarios en San Sebastián el 22 de julio de 1990. Esperemos que tenga usted más suerte que las otras quejas pronunciadas y que la suya sea atendida, aunque a nuestro juicio de poco o nada va a valer. Y no será por falta de conocimiento de nuestra dirección general.Nosotros los ferroviarios, al desconocer usted la empresa y ante el caos que existe en nuestra provincia -Guipuzcoa-, y responsabilizándonos de lo ocurrido, queremos puntualizar:

1. En cualquier empresa existe una dirección seria y una jerarquía responsable que organiza, dirige, coordina y ejecuta. Aquí, por parte de Renfe en Guipúzcoa, no. Aquí existe un grupo de personas incompetentes, situadas en altos puestos salariales, inhibidos, que en momentos como los descritos por usted desaparece y manda desde su despacho, por teléfono o walkie, sin sentido ni coherencia.

2. Hay suficiente personal ferroviario en esta provincia para organizadamente cubrir servicios de información, etcétera, y en momentos claves atender al usuario, pero si los citados señores -grupo de...-, cree convei.. niente cerrar todos los servicios y dejar personal mínimo en una estación, la responsabilidad es de ellos y nunca de los ferroviarios.

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3. No somos indiferentes, pero, ¿cómo no se va a estar indiferente, si hechos como ése o parecidos y por una u otra causa están a la orden del día y los más perjudicados en todos los niveles somos los ferroviarios? Además de perjudicados, perseguidos personalmente con sanciones y otras acciones propias de épocas pasadas.

4. Le disculpamos su enfado contra nosotros, pero comprenda que no somos quienes decidimos el estar o no estar en determinadas dependencias, andenes, etcétera, en una jornada laboral normal a determinadas horas en situaciones límite. Nosotros cumplimos una jornada, más mal que bien anímicamente, y ofrecemos a la empresa y al usuario más de lo necesario, sin condiciones, siendo gracias a nuestra profesionalidad y esfuerzo por lo que esta empresa en Guipúzcoa funciona.

Desde aquí nuestras disculpas a usted y a todos los usuarios agraviados y nuestro sincero ofrecimiento profesional y personal para cuanto necesiten de nosotros y de Renfe en un futuro.- Secretario del Sindicato Ferroviario de la Unión General de Trabajadores de Guipúzcoa.

El 2 de agosto comenzaron mis vacaciones, que se vieron reducias en un día por culpa de Iberia. El vuelo, regular, el 967, con destino a México y salida a las 17.10. A la hora indicada se nos informó que íbamos a ser trasladados a un hotel debido a que nuestro vuelo, por causas técnicas, se retrasaba hasta las doce de la noche.

Poco después se nos comunicó que pasaríamos la noche en Madrid y saldríamos a las 9.30 de la mañana siguiente. Ante la imposibilidad de alojar a 430 pasajeros en un mismo hotel, empezó para los menos afortunados una lamentable peregrinación que terminó a las dos de la inadrugada en el Meliá-Castilla, donde por primera vez recibíamos un trato cordial.

A la mañana siguiente vimos con asombro cómo desaparecía de las pantallas nuestro vuelo. Alguien confesó que se retrasaba de nuevo hasta las cinco de la tarde. En distintas ocasiones exigimos que la compañía rompiera su silencio informándonos, y sólo recibimos un trato irónico o indiferente. Fue necesario que el personal, desorientado y cansado, gritara, tocara palmas y aporreara los cristales para que apareciese un representante que, atemorizado ante unos ánimos exaltados, prometiera.una pronta solución. Media hora después éramos embarcados.

Resulta patético que para conseguir algo tan lícito como hacer uso de un billete que has pagado haya que recurrir a la fuerza, al escándalo. Como española sentí vergüenza de que un espectáculo así tuviera lugar ante los numerosos -extranjeros que formaban el pasaje, y rabia al comprobar cómo un monopolio estatal, cuyos repetidos déficit sufragamos los españoles, man.tiene ante éstos una actitud indignante.

¿No hubiera sido más rentable preparar otro avión y no alojar, dar de cenar y desayunar a 430 personas en hoteles de primera categoría? Si en verano se produce saturación de vuelos, ¿no sería más rentable no vender los pasajes? Mi felicitación al personal auxiliar de vuelo.- Blanca Esquitio. Zaragoza.

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