El ministro de Trabajo propone que todas las mesas de concertación sean tripartitas
El ministro de Trabajo, Luis Martínez Noval, afirmó ayer en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo que los problemas detectados en la segunda fase de concertación iniciada en junio obligan a revisar el método de discusión con sindicatos y patronal. Su criterio es que todas las mesas sean tripartitas porque ello dará más eficacia social a los acuerdos en ellas logrados. Las negociaciones que él coordina no se ven afectadas por la crisis del Golfo y por ello convocará de nuevo a los interlocutores sociales la semana próxima.
La intención de Luis Martínez Noval es reanudar las negociaciones con sindicatos y CEOE en breve y sobre los temas que quedaron pendientes a finales del mes de julio. El ministro les propondrá revisar la metodología porque no le parece eficaz lo que denomina "tripartismo implícito o bipartismo paralelo". En ese caso están las mesas sobre la ley de salud laboral y la eliminación de las horas extraordinarias, reformas normativas que junto a la constitución del Consejo Económico y Social no se ven afectadas por la nueva política de ajuste y revisión del gasto anunciadas por el Gobierno. El titular de Trabajo cree que tampoco deben influir en esos debates el inicio de las elecciones sindicales y el Ejecutivo está dispuesto a concertar como si de hecho no se estuvieran celebrado esos comicios.
Más dificultades ve Martínez Noval para negociar la revisión de la cobertura del desempleo. Tras su conferencia inaugural del curso que sobre la concertación social que se celebra esta semana en la UIMP, el ministro declaró que está por ver si la crisis del petróleo afecta al aumento del empleo en 1991. Si el crecimiento es menor del que se ha venido produciendo en 1989 y en los últimos meses, será necesario cambiar la orientación que se pensaba tomar cuando la evolución de la cobertura era buena, debido, por una parte, a la reducción del desempleo y, por otra, al aumento de los parados protegidos.
Informe sobre el empleo
Queda para más adelante, en cambio, la revisión de las modalidades de contratación temporal. Antes de abrir esa mesa de negociación la Administración espera tener el informe encargado a un grupo de expertos que, dirigido por el profesor Julio Segura, debe estudiar la evolución del empleo desde 1984, momento en que se crean las 14 modalidades de contratación temporal, y su incidencia en el empleo de cada sector y zona geográfica concretas. Con ese informe, que debe estar finalizado dentro de tres meses, el Gobierno quiere conocer la situación real del mercado de trabajo para mejorar la calidad del empleo sin que se vea afectada la cantidad de nuevos puestos de trabajo.El ministro hizo una vigorosa defensa de la política de concertación que, a su juicio, dio los mejores frutos en la anterior crisis económica, aunque también la considera útil en épocas de recuperación. La ruptura del diálogo interconfederal tripartito es valorada negativamente por el titular de Trabajo y por el conjunto del Gobierno.
Martínez Noval está convencido de la necesidad de reconstruir ese ámbito de discusión para abordar cuestiones como las reformas de la negociación colectiva. "Buena parte de lo que ocurra de aquí a 1993", dijo, "dependerá de la actitud de los interlocutores sociales y de la capacidad de las tres partes que coprotagonizan la dinámica de las relaciones de trabajo para asumir sus responsabilidades e identificar áreas de consenso".
Sin embargo, el ministro de Trabajo no quiso hablar del futuro inmediato del diálogo social a través del denominado pacto de progreso porque "esa materia no es de mi responsabilidad". Se limitó a afirmar que ese pacto debería incluir un acuerdo interconfederal sobre salarios pero tampoco quiso precisar cuál es el aumento salarial coherente con el cuadro macroeconómico elaborado por el Ejecutivo.
Entre los participantes en la sesión se encontraba el director de EL PAÍS, Joaquín Estefanía, quien afirmó que la principal diferencia en política económica entre una Administración social demócrata y un Gobierno conservador es pactar la austeridad o limitarse al juego de las fuerzas del mercado.
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