La reina Noor sale espantada de su visita a los refugiados

J. V. ENVIADO ESPECIAL, La reina Noor de Jordania salió espantada este fin de semana de su primera visita a los campamentos de refugiados de Al Ruweished, en la región fronteriza entre el reino hachemí e Irak. En ese rincón del desierto, el cólera acaba de añadirse a las plagas -hambre, sed, fuego durante el día, frío por la noche, tormentas de arena, picaduras de escorpiones y querellas étnicas- padecidas por unos 100.000 fugitivos de Irak y Kuwait, en su mayoría asiáticos.

La organización humanitaria Médicos sin Fronteras teme que en Al Ruweished esté a punto de estallar la primera gran mortandad del conflicto del Golfo. "La situación en los campamentos", afirmó ayer el doctor Christophe Dupont, es como "un incendio incrontrolado". El pasado sábado unas 18.000 nuevas personas se incorporaron a la muchedumbre de Al Ruweished, el doble de las que pudieron ser evacuadas en los vuelos salidos de Aminán con destino a India, Bangla Desh, Pakistán, Sri Lanka o Filipinas.

Cierto es que en los últimos días se ha incrementado de modo significativo la cantidad de alimentos, ropas y medicinas enviadas por diferentes organizaciones humanitarias y Gobiernos, y de modo destacado por la Comunidad Europea. Pero en algunos casos, como en el de cuatro toneladas de carne de vaca envasada, los análisis efectuados sobre el terreno han probado que algunos de los alimentos no son aptos para el consumo.

También se ha acelerado la repatriación de refugiados. La Organización Internacional de Migraciones ha doblado la capacidad del puente aéreo que patrocina entre Ammán y las capitales asiáticas. Pero millares de fugitivos siguen llegando a diario a Al Ruweished y unos 20.000 egipcios esperan en Irak el permiso para entrar en Jordania.