Las mujeres saudíes podrán alistarse como voluntarias en el Ejército
ENVIADO ESPECIALLas mujeres saudíes podrán alistarse como voluntarias para prestar servicios humanitarios en el caso de que este país se vea forzado a ir a la guerra contra Irak. Esta medida, aprobada por el Consejo de Ministros y sancionada por el rey, entrará en vigor el próximo día 10. El Ministerio de la Salud será el encargado del reclutamiento. Las autoridades recalcaron que la función de las mujeres voluntarias se desarrollará en la retaguardia, donde reforzarán la plantilla de enfermeras y de otro personal sanitario en los hospitales.
La función tan secundaria que la mujer saudí desempeño a en la sociedad, donde tiene prohibido trabajar en público con otros, conducir automóviles o viajar en vehículos sin un acompañante masculino de la familia, parece elevarse ahora un peldaño. Es sintomático que los funcionarios del sigiloso Ministerio de Información saudí designados para tratar con la prensa internacional reaccionaran a esta noticia con incredulidad. Su primer comentario fue el desmentido, a pesar de haberse difundido por algunos periódicos saudíes.
La labor de estas autoridades sigue fija obsesivamente en la censura de entrevistas, libros y telefilmes, así como en la descalificación de aquellas informaciones que consideran adversas. El número del semanario Newsweek correspondiente al 3 de septiembre se puso a la venta en Dahran con una página arrancada que mutilaba un reportaje sobre el tratamiento recibido por los rehenes de Sadam Husein.
Desmentido
Las autoridades saudíes han desmentido una información aparecida también en Newsweek que indicaba que el Gobierno de este país estaba dispuesto a financiar una operación contra Irak que derribase a Sadam Husein.
Pero los censores jamás se distinguieron en ningún país por su capacidad de discernimiento. Mientras las secciones de historia en las librerías son esqueléticas y escandalosamente incompletas en idioma inglés, las de literatura sirven como un coladero cuando los libros llegan en lengua francesa. La obra de Charles Bukowski, escritor norteamericano que hace apología del sexo y del alcohol, se encuentra al alcance de quien quiera comprarla en una librería de la avenida Príncipe Turky, de Dahran.
Escenas de amor, besos en los labios y caricias corporales son también objeto de la tijera de la censura saudí en los canales de la televisión. Las salas cinematográficas no proyectan películas. Simplemente no existen.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.