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LA CRISIS DEL GOLFO

Irak pide paciencia para resolver el conflicto

"Esta situación es dramática y complicada, y no puede ser resuelta mediante una diplomacia dramática. Necesita paciencia y una diplomacia tranquila.". Estas palabras del ministro iraquí de Asuntos Exteriores al término de su reunión de ayer con el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar, revelan que el diálogo todavía es incapaz de resolver la crisis del golfo Pérsico, que estalló con la invasión de Kuwait, el pasado 2 de agosto, por el Ejército de Sadam Husein. Pese a ello, Tarek Aziz; calificó las entrevistas de "positivas" y se mostró dispuesto a reunirse nuevamente con su interlocutor de ayer en Ammán cuantas veces sea necesario.

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GEORGINA HIGUERAS ENVIADA ESPECIAL Los más optimistas opinaban ayer que las entrevistas de Ammán han abierto la vía diplomática, pero algo es cierto: que no se han producido resultados concretos. Pérez de Cuéllar ha rechazado de momento la idea de viajar a Bagdad para conversar con el presidente Sadam Husein. En medios políticos de Ammán se especulaba con que la decisión de prolongar las negociaciones un día estaba-dirigida a preparar esta entrevista. El ministro iraquí dijo a última hora del viernes que Pérez de Cuéllar "era más que bienvenido en Bagdad".El secretario general de la ONU manifestó a su llegada que estaba dispuesto a viajar a Irak si eso significaba que podía traerse consigo una buena parte de los occidentales que Sadam Husein quiere utilizar como escudo frente a una posible guerra. Sin embargo, ayer uno de los miembros de la delegación de la ONU aseguró que la "carta de Bagdad no estaba sobre la mesa de juego".

El anuncio de la salida de mujeres y niños occidentales atrapados en Irak ha contribuido, sin duda, a mejorar sensiblemente la atmósfera en que se desarrolla el primer contacto entre ofensores y ofendidos.

Pérez de Cuéllar y Aziz son viejos conocidos del tablero de ajedrez de la diplomacia internacional. Después de haber negociado durante ocho años el fin de la guerra entre Irán e Irak, los dos experimentados políticos han continuado encontrándose en Ginebra (Suiza) para ultimar cuestiones como el intercambio de prisioneros.

Irak no ha dado muestra alguna de que está dispuesto a aceptar las resoluciones del Consejo de Seguridad, pero el silencio de Aziz al respecto es interpretado por los analistas como una flexibilización de la postura iraquí. Éstos señalan que Bagdad estaría dispuesto a someterse al mandato de la ONU si se introdujeran "diversos matices". Entre éstos destaca que la retirada de tropas que exige el Consejo de Seguridad se refiera al territorio actualmente delimitado como provincia número 19 de Irak, bajo el nombre de Kuwait. La zona norte del antiguo emirato que contiene enormes reservas de petróleo ha sido englobada en la provincia iraquí de Basora.

Garantías

El ministro de Exteriores y número tres del régimen ha insistido en que para que haya una retirada del Ejército iraquí "son necesarias garantías de que no se atacará mientras dure la operación". Bagdad teme que al abandonar las costas del pequeño emirato se produzca un asalto aéreo y naval del enemigo norteamericano.

"Entramos en una larga etapa de negociación que puede acabar de un golpe con el estallido de la guerra", afirman fuentes diplomáticas occidentales. El peligro está latente aunque la presencia de Pérez de Cuéllar ha relajado bastante la tensión. "Es demasiado pronto para hablar de progresos o de resultados concretos. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que Aziz y Pérez de Cuéllar se han entrevistado directamente tres veces y si no hubiera habido ningún punto de partida común les habría bastado con una", aseguran las mismas fuentes.

El careo de ayer, que comenzó a las seis de la tarde (una hora menos en la España peninsular), estuvo precedido por una reunión de las dos delegaciones que, según un portavoz de la ONU, estuvo dedicada a "cuestiones de carácter técnico". El secretario general ha insistido en que él no podía enmendar las decisiones del Consejo de Seguridad, pero en Jordania se esperaba una clarificación de éstas.

El Gobierno de Ammán ha anunciado que el embargo impuesto a Irak está afectando a la débil economía jordana, que además sufre un enorme flujo de refugiados procedentes de Kuwait e Irak. Según Ammán, ya escasean para los propios jordanos los alimentos básicos -cereales, leche, mantequilla, azúcar, aceite, carne- a consecuencia del bloqueo naval del Mar Rojo. Es por ello que Jordania quiere que el embargo contra Irak no afecte ni a alimentos ni a medicinas. Asegura que esto sería una "buena interpretación" del castigo a Irak, englobada en lo que el Consejo de Seguridad denomina "razones humanitarias" y que serviría para flexibilizar la postura iraquí.

La diplomacia jordana, empeñada en encontrar una solución negociada a la crisis, destacaba ayer las palabras pronunciadas por el secretario general de que la reunión con Aziz ha sido un "importante paso hacia adelante".

Fuentes diplomáticas aseguran que esta reunión supone un significativo espaldarazo a los esfuerzos jordanos por encontrar una salida negociada a la crisis. El rey Hussein ha realizado una larga gira por los países de la Comunidad Europea y del Magreb a la espera de encontrar apoyo para su tesis de que la invasión de Kuwait es "una cuestión árabe que debe de ser resuelta entre árabes".

Defensa del agresor

"Su defensa del agresor, e incluso la justificación de su actitud, no es ni razonable, ni aceptable", señaló ayer el escritor kuwaití Mohamed Al Rumaihi, en una carta abierta al monarca hachemí. Las críticas a la postura del rey Hussein se multiplican en un mundo árabe cada día más dividido por la acción iraquí y la presencia de tropas extranjeras en Arabia Saudí.

El régimen de Sadam Husein, absolutamente aislado, ha encontrado en Jordania su único respiradero. La actual búsqueda de diálogo de Irak tiene en el vecino país un importante foco de resonancia. "Irak no tiene intención alguna de encender la mecha de esta explosiva situación", ha repetido incansablemente

A iz durante su estancia en Ammán. "No tenemos ninguna intención agresora contra Arabia Saudí o cualquier otro país del Golfo", dijo el ministro iraquí antes de criticar a Occidente por su "peligrosa" acumulación de tropas en la zona.

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