El ministro de Economía argentino anuncia una nueva 'vuelta de tornillo'

El ministro de Economía de Argentina, Erman González, anunció una nueva vuelta de tornillo en el plan económico de ajuste, con fuertes subidas de los precios de combustibles, tarifas públicas e intento de disciplina en el gasto público. González aseguró: "No vivimos el estallido social ni está próximo, justamente porque la hiperinflación está derrotada". La presentación de González, rodeado por todo su equipo, en una emisión extraordinaria de la cadena nacional de radio y televisión la noche del viernes resultó inusitada.

La aparición con todos sus colaboradores del ministro da la impresión de que se trata de meter a todos en el bote y hacerlos responsables del éxito o fracaso de este nuevo ajuste del ajuste, que algunos llaman Erman cinco, para respetar la cronología de anuncios económicos desde que González llegó a la cartera de Economía a finales del año pasado.La receta de González es, en lo esencial, más de lo mismo y buenas palabras. Las largas colas de automóviles ante las gasolineras a lo largo del viernes expresaban, de forma palpable, que los ciudadanos ya sabían lo que les esperaba. No fueron defraudados. La gasolina subió un 3.5%. El litro de súper cuesta ya en Argentina 4.620 australes (algo más de 70 pesetas). En lo que va de año, la subida de la gasolina representa más del 600%. Las restantes tarifas públicas también suben, un 20% la luz y el gas. Ahora, el milagro sería que estas subidas no repercutan de forma automática en los precios a partir de mañana. Con libertad de precios y conocida la furia remarcadora de los comerciantes, lo más probable es que la subida de tarifas públicas sirva de señal para el comerciante privado, deseoso de no quedarse atrás.

El Gobierno ha conseguido rebajar la hiperinflación, que llegó a rondar el 200%, pero la inflación mensual no baja de dos dígitos. El pasado mes de agosto la tasa de inflación fue del 15%. Los comerciantes remarcan precios sin parar, con cualquier pretexto, y estos días flotó de nuevo en Argentina el fantasma del temido estallido social.

Las especulaciones sobre la inminencia de una explosión, o si los barrios que rodean la capital son o no un polvorín, enfrentaron días pasados a políticos peronistas, incluso al presidente Carlos Menem y su vicepresidente, Eduardo Duhalde, quien había aventurado la posibilidad del estallido.

El ex presidente Raúl Alfonsín parece haber abandonado el periodo de luto impuesto por su salida anticipada del Gobierno cinco meses antes del final de su mandato legal. El radical Alfonsín fustiga cuanto puede al peronista Menem, a quien recientemente calificó de "capataz de la miseria". Alfonsín recorre estos días las provincias. En una cena con jubilados, días atrás -en la provincia de Catamarca, Alfonsín pintó un cuadro demoledor de la Argentina de Menem. Según Alfonsín, en cita que recogió ayer el diario conservador La Nación, "quizá nunca haya habido un Gobierno tan insensible e inhumano", y se refirió al "salario reprimido" y a la "marginalidad y pobreza que azota al país".

Maneja Alfonsín la metáfora de los dos países, y dice: "Unos tienen los ingresos de Bélgica, de 25.000 dólares; una clase media casi desaparecida- que cambia sus hábitos culturales y va vendiendo lo poco que tiene para subsistir, y una clase de trabajadores con salarios que impiden llegar a fin de mes".