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FERIA DE LINARES

Litri, recuperado

GONZALO ARGOTE, Litri venía atravesando un bache de confianza en sí mismo en las últimas corridas. En su primer toro, el de Aldeanueva, pareció haberse recuperado. O algo más, pareció haberse transformado. Además de la confianza en sus posibilidades, que se manifestó en la voluntad de triunfo en la quietud, que las tenía perdidas, la transformación se advirtió en que, ni antes del bache, ni en el bache, ni después del bache, había toreado con el sosiego, la limpieza y hasta el gusto por el toreo como lo hizo en Linares.

Se gustó Litri en algunos muletazos por la derecha, y toreó con clasicismo, ¡sí, con clasicismo!, en los naturales. Adelantó la muleta, cargó la suerte, templó, remató y sobre todo ligó con el obligado de pecho. Desde luego nunca le habíamos visto torear así. Después estuvo en lo suyo proverbial: mirando al tendido, molinetes de rodillas..., y con la espada, hecho un pinchauvas.

Sepúlveda / Ortega, Joselito, Litri

Cuatro toros de Sepúlveda, terciados y mansos, y 3º y 5º (sobrero) de Aldeanueva, noble y manso, respectivamente. Ortega Cano: estocada caída (pitos); pinchazo y estocada caída (pitos). Joselito: estocada baja (ovación); bajonazo (división de opiniones). Litri: tres pinchazos y dos descabellos (ovación); estocada (palmas). Plaza de Linares, 28 de agosto. Primera corrida de feria. Casi lleno.

El sexto fue un manso, con el que Litri anduvo rabioso, desordenado, sin reposo. El toro lo único que merecía era matarlo cuando antes, pues retrocedía continuamente ante el acoso del torero. Cuando le consiguió dar unos pases mirando al tendido, el público se lo recriminó.

A Ortega Cano le tocó en primer lugar un torete impresentable. Además de carente del mínimo trapío, estaba cojo y tenía una cornada cerca del brazuelo izquierdo. El presidente se empeñó en no devolverlo, y Ortega, .ante la rechifla general, en torearlo. Y, claro, el respetable se enfadó seriamente con los dos. El cuarto embestía rebrincado y Ortega no estuvo confiado con él en ningún momento.

A Joselito le devolvieron su primer toro, antirreglamentariamente, por manso. Se conoce que el presidente no quería más broncas. Se corrió el turno y le tocó otro manso de Sepúlveda. Pero manso de los que estaba pidiendo a gritos la yunta. Ni para eso hubiera servido, pues además de esmirriado no tenía la menor fuerza. Joselito, tras laboriosa y meritoria tarea, consiguió meterlo en la muleta, y darle unos cuantos pases sobre ambas manos decorosos. El sobrero de Aldeanueva fue muy incómodo, además de terciado. Los intentos de Joselito resultaron baldíos.

Al grito de "Gloria a Manolete", con las cuadrillas descubiertas en el paseo y el toque de silencio, se rindió homenaje al diestro cordobés, en el 432 aniversario de su cogida mortal en esta plaza.

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