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Los grandes partidos de la RFA 'barren' a los políticos de la RDA

La penosa actuación de la nueva clase política de la República Democrática Alemana ha forzado a socialdemócratas (SPD) y democristianos (CDU) -los dos grandes partidos alemanes- a rio esperar los inminentes congresos de unión oficial de las ramas occidental y oriental para nombrar a los candidatos que competirán para la presidencia de los cinco Estados en que se reestructurará la RDA en las elecciones del 14 de octubre. Los escogidos son mayoritariamente políticos de la República Federal de Alemania, con lo que se consuma la colonización por Bonn de la RDA.Sajonia, Sajonia-Anhalt, Turingia, Mecklemburgo y Brandeburgo son los nuevos cinco Estados que se unirán a los 10 ya existentes en la RFA. Queda además el caso de Berlín, que en la actualidad cuenta con dos administraciones, una en el este y otra en el oeste. Las elecciones al Senado de la ciudad reunificada se celebrarán el próximo 2 de diciembre, coincidiendo con los comícios generales en toda Alemania.

Sólo dos de los candidatos socialdemócratas, el obispo protestante Manfred Stolpe, que adquirió gran popularidad cuando presidió la mesa redonda entre el Gobierno y la oposición el otoño pasado y que se presentará en Brandeburgo, y el vicepresidente del Parlamento de Berlín Oriental, Reinhard Háppner, son alemanes orientales.

La CDU tampoco parece tener excesiva confianza en sus políticos orientales. Tan sólo el actual ministro del Interior de la RDA, el fotogénico Peter Michael Diestel, que hábilmente abandonó la pequeña Unión Social Alemana (DSU) para unirse a la CDU, ha sido escogido para intentar hacerse con la presidencia de Brandeburgo. El otro candidato seleccionado por los democristianos hasta el momento es también occidental. Se trata del veterano Kurt Biedenkopf, que se presentará en Sajonia.

Ayer por la noche se reunían en Bonn los representantes de los partidos convocados por el canciller Koffl para intentar llegar a un acuerdo sobre el tratado de unificación. Dos son los puntos de fricción. La aplicación de la ley del aborto, mucho más liberal en la RDA que, en la RFA, y que topa con la oposición frontal de la CDU occidental, y sobre todo de su aliado bávaro, la derechista CSU, puede paralizar por sí sola la aprobación del tratado.

El otro punto es la financiación del proceso de uníficación. El SPD se niega a que los Estados aumenten su contribución y puede derrotar el texto con su mayoría en la Cámara territorial (Bundesrat).

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