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El cambio climático se comprobará en el siglo XXI, dice un experto británico

"Han de pasar 10 o 20 años para que podamos tener la certeza de que el hombre está cambiando el clima del mundo", asegura Howard Cattle, director adjunto del Centro Bradley para Investigación y Predicción del Clima, del Reino Unido, uno de los más modernos del mundo. Cattle admite, sin embargo, que existen "claros indicios" de que la actividad industrial está produciendo un calentamiento del planeta y que es preciso empezar a adoptar medidas.

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Un porvenir pesimista

Howard Cattle es uno de los principales artífices de uno de los pocos modelos de ordenador que tratan de explicar qué pasará en el futuro si siguen aumentando las cantidades de dióxido de carbono en la atmósfera. Estos modelos, una vez cotejados por el Comité Intergubernamental sobre el Cambio Climático, predicen un aumento de 0,3 grados centígrados por década de la temperatura media de la Tierra si se mantiene el ritmo actual de aumento del consumo de combustibles fósiles; 0,2 grados centígrados si se estabilizan las emisiones de dióxido de carbono al nivel de 1990, y 0,05 grados si se reducen a la mitad esas emisiones. En el primero de los casos, además, el nivel del mar subirá 20 centímetros de aquí al año 2030.Dejando aparte estas estimaciones, Cattle subrayó que el dato confirmado más sólido de que se dispone es que la temperatura de la Tierra en su superficie ha aumentado medio grado desde que comenzó la industrialización a mediados del siglo pasado, y que paralelamente se ha dado un sustancial incremento de dióxido de carbono en la atmósfera. Pero ese medio grado, agregó, "entra dentro de la banda de la fluctuación natural de la temperatura" y, por tanto, no confirma la hipótesis del recalentamiento.

Los 10 o 20 años que hacen falta para atribuir al consumo humano de combustibles el cambio climático deben permitir dos cosas: primero, acumular datos que confirmen o nieguen las predicciones de los modelos, de los que el más antiguo sólo tiene 15 años; y segundo, mejorar esos mismos modelos de ordenador.

Cattle considera urgente conocer el papel que realmente juegan las nubes en el cambio de temperatura.

Este conocimiento es fundamental porque el vapor de agua potencia el efecto invernadero al retener la energía calórica procedente de la superficie, pero al mismo tiempo, al formar nubes, refleja parte de los rayos solares.

Según el científico, se ha de mejorar también el conocimiento de la dinámica de las aguas oceánicas, y es de vital importancia conseguir ordenadores más potentes que los actuales. Otra laguna de los modelos actuales es que no pueden predecir bien los cambios regionales (entendiendo por región áreas como Europa), "lo que hace poco seguros", precisó Cattle, Ios indicadores que prevén en el Mediterráneo una reducción apreciable de las lluvias de invierno, con el consiguiente aumento de la sequía".

El director adjunto del Centro Bradley rechaza la pasividad: "¿Podemos permitirnos el lujo de esperar?", se preguntó.

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