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FERIA DE ALMERÍA

Un encierro serio

Alonso Moreno envió un encierro serio. No era para figuras. La afición, que reprocha a las figuras el alivio de tantas corridas comerciales, cuando sale el toro verdadero valora de muy distinta manera a los lidiadores. Lo realizado en la tercera de Feria no puede ser medido con el mismo rasero que cuando los enemigos carecen de casta.El mejor toreo y el mejor toro correspondieron a Enrique Ponce, que sustituía a Fernando Lozano, aquejado de una lesión muscular. No era su primero la tonta del bote, era un toro con casta, con pujanza pero sin malas ideas. De salida, dio un buen susto. Con el capote lo desarmó, y como era codicioso le dio alcance, haciéndole dos sietes en la taleguilla. Ponce no se arredró. Inició la faena de muleta con ayudados por bajo muy toreros, y ya en los medios consiguió embarcarlo en la flámula con la derecha en varias series. Un cambio de mano primoroso y otra tanda a pies juntos con acabado remate.

Moreno / Ortega, Espartaco, Ponce

Toros de Alonso Moreno de la Coya, bien presentados, encastados, pujantes y mansurrones. Ortega Cano: estocada (ovación); pinchazo, estocada (ovación con algunos pitos). Espartaco: estocada baja (oreja); pinchazo, estocada, nueve descabellos (ovación con algunos pitos). Enrique Ponce: estocada caída (oreja y petición de la segunda); estocada baja (ovación). Plaza de toros de Almería, 22 de agosto. Tercera corrida de Feria. Lleno.

No iba el toro por el lado izquierdo, pues ya al final de la faena se quedaba mucho. El público, que había sentido la emoción del toro verdadero, solicitó con fuerza las dos orejas, pero el presidente, seguramente porque la estocada resultó caída, sólo accedió a una, obligando el público a dar dos vueltas y recibiendo el usía una gran bronca. Correspondieron también a Ponce las mejores verónicas de la tarde, rematadas en el platillo. Fue lo único que pudo hacer de brillo al sexto. Para Ponce fueron el mejor y el peor del encierro.

Mucho que torear

El primero de Espartaco también tenía casta. Lo toreó con muletazos templados pero con escaso ajuste, más evidente al no tener la figura erguida. El toro tenía mucho que torear, pero el diestro no estuvo confiado. Toros más difíciles ha lidiado esta temporada. El quinto fue un toro violento que sembró el desconcierto en banderillas, al atropellar al peón Salmerón, de la cuadrilla de Ponce, asistido en la enfermería de una contusión lumbar. También lo lidió con mucha precaución hasta que el toro se rajó.Ortega Cano tuvo las mismas indecisiones que su primer enemigo. Ninguno de los dos se entregó. El toro fue manso y el de Cartagena anduvo precavido. El cuarto tenía casta y genio. De ahí que los intentos de Ortega por templarle la embestida con la mano izquierda resultaran baldíos. Le enganchó numerosas veces la muleta.Corrida de gran interés para los aficionados. Seguramente no tanto para los toreros. Casi todos los toros llegaron a la muerte con la boca cerrada.

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