Azcue interpreta la obra organística de Franck
José, Manuel Azcue, el internacionalmente célebre organista de Oyarzun, interpretó el sábado y domingo dentro de la Quincena Musical de San Sebastián, en la basílica de Santa María, la obra completa de César Franck, de cuya muerte se cumple ahora un siglo. Pocas veces un homenaje puede revestir tanta autenticidad, pues el soberbio órgano Cavaillé-Coll, instalado en 1862, es idéntico al que tocara el propio Franck durante 32 años (18581890) en la iglesia de Santa Clotilde de París, y al que destinó una producción simbólica del organismo tardorromántico, si no muy cuantiosa, sí de fascinante originalidad, perfecta belleza de pensamiento y minuciosa realización formal e instrumental.En el caso del maestro de Lieja, se da una interesante simbiosis: cuando escuchamos el Preludio fugaz y variación, la Gran pieza sinfónica, la Pieza heroica o Los corales, que clausuran su vida de compositor, no podemos alejar de nosotros la imagen orquestal del mismo modo que tras las sinfonías se alza la sombra inequívoca del creador y tañedor organístico. Y es que la característica del romanticismo -en el piano, el órgano o el violín- fue pedir a los instrumentos el gran estirón No en vano, Franz Liszt admiró fervientemente la obra organística de César Franck, a veces íntima y en ocasiones dramática, profana o religiosa, pero siempre espiritual, trazada con sabia y fluyente continuidad melódicoarmónica y decidida por intervalos en sus aumentos y disminuciones, que cuaja en un diatonismo/cromatismo obediente, en todo caso, a las bases tonales.
Tradición
José Manuel Azcue, excelente continuador de las mejores tradiciones organísticas del País Vasco, se siente a gusto frente a esta múlica tan distinta de la que se hacía en la Europa de su tiempo y tan diferente a la escrita para el órgano en cualquier otro momento de la historia. La cápacidad de Azcue, a quien puede escuchársele la obra íntegra para órgano de Juan Sebastián Bach, la de Reger, Mendelssohn, Liszt o Messiaen, se revela igualmente en César Frack, y aun diría que trente a este autor,se mueve Azcue con especial identidad de pensamiento y una libertad de discurso y expresión que no impide fidelidad, a partir de un refinado sentimiento sonoro y conceptual.En las dos actuaciones, la basílica de Santa María contó con la asistencia mucho público, que aplaudió largamente a José Manuel Azcue después de cada interpretación. De este modo, la celebración centenaria de César Franck ha tenido interés, calidad y calor popular.
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