_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La muerte en directo

Un joven de 24 años, Antonio Cabrera, quiere ser mercenario. No quiere ser estrella del rock, ejecutivo de éxito ni novio de Estefanía. Desea ser mercenario.En Fuerteventura, en la misma isla ardentosa y seca en la que Unamuno vivió su destierro, sueña con el esplendor de una guerra. La del golfo Pérsico.

Antonio Cabrera, más conocido por el sobrenombre del Fusky y por su pasión por las armas y los motores, es capaz de decir adiós a todo eso, a la paz lenta de un trozo de arena rodeada de mar por la jungla de un conflicto bélico.

Tras el corazón verde de los misiles, el Fusky ni siquiera imagina improbables esplendores de lo que un día fue escenario de las mil y una noches, lo único que le ocurre es que quiere conocer de cerca una guerra de verdad. Y es que al pobrecillo, en ese banal simulacro de conflagración que es la mili, le tocó ser excedente de cupo. Ya es mala suerte para un gentil mozo belicoso...

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO
Más información
La muerte en directo
La muerte en directo
La muerte en directo
La muerte en directo

Antonio Cabrera iría a luchar contra Irak, pero no por razones personales ni por simpatías ideológicas, sino porque Kuwait, el Gobierno legítimo en el exilio, puede hacer reales los mejores años de su vida. Asegura que, aunque está obligado a defender sus intereses, tampoco es el salario (unas 300.000 pesetas al mes) lo que le mueve. Lo que le mueve es el deseo de vivir emociones intensas. Y nada más intenso que la muerte en directo.-

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_