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GUERRA EN EL GOLFO

Truenos de guerra sobre Torrejón

La base norteamericana de la localidad madrileña, testigo de las operaciones originadas por la crisis

La operación militar de Estados Unidos en el golfo Pérsico se está apoyando en gran medida en la base de la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz, cuyos habitantes sólo pueden intuir la frenética actividad que se desarrolla en el interior de las instalaciones por las molestias que les ocasionan los ruidos de los aviones. Los pabellones están plagados de marines y en los alrededores de la pista de aterrizaje, repleta de aviones de transporte, se amontonan las ametralladoras. Toda la actividad de carga se realiza ordenadamente, aunque la tropa se confiese, en ocasiones, algo nerviosa.

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El paisaje tranquilo y eminentemente norteamericano de la base se transforma en las cercanías de la pista de aterrizaje. Veinte aviones C-141, cinco del tipo Galaxy y varios cazas se vislumbran en los hangares donde los técnicos los preparan. Los soldados vestidos con uniformes de camuflaje, en cuyas caras se leen los efectos del cambio de horario con respecto a su país, merodean por los alrededores y entretienen la espera con comentarios de la vida cotidiana. Otros pasan el rato comiendo hamburguesas.Como los integrantes de cualquier movilización, tuvieron que salir corriendo cuando les avisaron y no saben cuánto tiempo van a permanecer en estas instalaciones, que les recuerdan su casa, antes de enfrentarse con la realidad del desierto. Representantes de los escuadrones de élite de los Airlift Command pululan por la zona supervisando los preparativos para su salida hacia las dunas de Arabia Saudí.

En una explanada cercana a los hangares se han montado unas tiendas de campaña provisionales para albergar material logístico, que se apila en grandes cantidades.

En las cajas que se cargarán en las tripas de los aviones están las piezas de repuesto de los aviones y carros de combate, armamento y munición, los equipos NBQ para contrarrestar los efectos de las temidas armas químicas y raciones de supervivencia para los más de 100.000 soldados que está previsto que lleguen a concentrarse en el desierto arábigo.

Se calcula que el movimiento en la base es de 2.000 soldados diarios, que se encuentran, nada más pisar suelo español, con un cartel gigantesco con su bandera, rodeado por fotos a tamaño natural de representantes, sonrientes, de todas las razas: el ejército norteamericano que se va a Arabia Saudí está integrado en un número considerable por latinos y negros.

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La emisora norteamericana que les entretiene ha intercalado en su habitual programación musical mensajes institucionales alentando a las tropas, con una melodía de fondo y un tono por el que se percibe claramente que la movilización va a ser algo más que una mera excursión militar.

Tranquilidad hispana

Pocos metros más allá, la construcción de los edificios y los carteles en español anuncian la llegada al área hispana: "Grupo 43, apaga y vámonos" se lee en el distintivo.

En esta zona la tensión ha desaparecido. Los F-16 que tantas protestas levantan en la población cercana por volar tan bajo -"parece que están jugando con las antenas"- han disminuido, si no interrumpido, sus entrenamientos. Los pilotos bromean y pasean en moto.

La actividad enfebrecida de sus compañeros norteamericanos, a quienes les han cancelado los permisos, contrasta con este ambiente veraniego de pleno agosto. Sin embargo, algunos de ellos comentan el último rumor que les inquieta: "Algún miembro de un cuerpo especializado del ejército español podría haber ido y regresado para estudiar como dar apoyo a la zona de conflicto".

Ajenas en teoría a la tensión militar, las poblaciones de Torrejón de Ardoz y Coslada siguen de oído los movimientos de las tropas norteamericanas con destino al Golfo. Cuando ven en televisión las imágenes de un conflicto que está creando problemas en medio mundo se acuerdan de las noches en vela por el ruido de los despegues y aterrizajes: "Cada 15 minutos uno de los gordos [de carga] y cinco minutos después uno pequeño", que pasan por encima de las cabezas de los sufridores de un conflicto que les queda muy lejos en el mapa.

Sin embargo, el alcalde en funciones de Torrejón de Ardoz, Rafael Pareja, agradeció la pasada semana al coronel español de la base la nueva trayectoria de despegue de los aviones, que se elevan a través de un pasillo en Alcalá de Henares "que sobrevuela pastos y zona industrial y no molesta tanto". De todas maneras asegura que la población "ha asumido los ruidos".

Los que están muy lejos de acostumbrarse son los habitantes de Coslada, que el pasado fin de semana no pegaron ojo con el zumbido de los motores que con las panzas repletas de armamento volaban hacia el desierto. "Desde lo de Libia no se oían tantos ruidos", explica una ama de casa. "De todas maneras más vale estos ruidos que los zumbidos graves de los cazas de los españoles cuando salen de cachondeo; una amiga mía tiene que sujetar el mueble bar cuando pasan sobre su tejado", añade otra vecina de Torrejón, para quien los aviones de carga son menos molestos porque su ruido es menos agudo.

Desde que comenzó la operación militar las conversaciones en las terrazas de estas localidades se interrumpen hasta que pasa "el bicho", también dejan de lanzarse pelotas los tenistas de las pistas de tenis del Parque de Cataluña "porque a veces tienes miedo de que algo falle y se te caiga encima".

Entre la guerra y la copa

El telefóno de Onda Norte, emisora de Torrejón, se ha encargado de recoger los airados comentarios de los habitantes de la población, que por una movilización bélica "de árabes y americanos" ven alterarse sus planes domésticos y han llevado la cinta al Ayuntamiento.

Al sonido de los motores, los niños de estas localidades salen a las terrazas de los bloques y fingen disparar contra los almacenes volantes. Dentro viajan soldados que, corno un joven de un poblado de la América profunda, sin experiencia de combate, dudaba entre si debía haber permanecido al lado de su mujer y su hijo de dos meses en lugar de viajar a un lugar desconocido para defender su patria: "Nunca sabes si te debes más a tu patria que a los tuyos".

Mientras tanto, los 80.000 habitantes de Torrejón de Ardoz pierden el sueño por un conflicto cuya importancia no acaban de calibrar.

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