Irán libera a 1.000 prisioneros iraquíes

Las autoridades iraníes respondieron ayer con la liberación de 1.000 prisioneros de guerra iraquíes a los gestos de paz de Sadam Husein. De acuerdo con las promesas hechas por el presidente iraquí el pasado miércoles, un primer grupo de 1.000 soldados íraníes recobraron la libertad, mientras las tropas iraquíes iniciaban su evacuación del territorio de la República IslámicaEl puesto fronterizo de Kaser al Chrin, en plena zona militar, fue una fiesta a lo largo de toda la jornada. "Hombres libres, os saludamos en vuestro glorioso retorno". Con estas palabras, el presidente iraní, Alí Akbar Hachemí Rafsanyan, felicitó a los soldados, que durante ocho años defendieron a su país de la agresión iraquí.

El primer vicepresidente de Irán, Hasan Jabibi, recibió en persona a los héroes de guerra al frente de una delegación gubernamental. Banderas nacionales, retratos del fallecido ayatolá Jomeini y bandas de música fueron las primeras imágenes que los iraníes vieron al entrar en su país, antes de ser internados en diversos centros sanitarios, donde guardarán cuarentena y se someterán a controles médicos.

Cruz Roja

Mientras tanto, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) se afanaba en tratar de llevar a cabo su misión humanitaria. "El CICR teme no poder realizar su trabajo", declaró el portavoz del organismo, por la imposibilidad de realizar las entrevistas y el recuento de prisioneros antes de su evacuación. La velocidad y la precipitación de los acontecimientos pudo más que su ayuda.

Irán e Irak mantienen prisioneros a un total de 100.000 soldados, 30.000 en Bagdad y el resto en Teherán, pero el CICR sólo dispone de datos de unos 70.000. La nueva medida permitirá a Sadam Husein la creación de 30 divisiones en su ejército. El presidente iraquí contará así con más fuerza para enviar a lo que ya ha denominado "el campo de la gran batalla contra el enemigo común de los musulmanes", en referencia a sus fronteras con Arabia Saudí.

El precio que Bagdad va a pagar es muy alto. La retirada de sus tropas de la frontera con Irán a lo largo de los próximos cuatro días significa la pérdida de los 2.600 kilómetros cuadrados de territorio conquistados tras ocho año de guerrra con su vecino. Esta medida corre el riesgo de no ser entendida con facilidad por los oficiales que arriesgaron sus vidas en el frente. La decisión de respetar el tratado de Argel sobre la división del Chatt al Arab no ha hecho más que confirmar las teorías sobre una posible intervención militar iraquí en la región. Bagdad se ha cubierto las espaldas antes de dar el paso adelante.