Del bosque al desierto
La última semana se han producido en Galicia una media de 160 incendios diarios, contabilizándose en total 1.280 fuegos. Esto significa un aumento del 500%, en los siniestros con respecto al mismo periodo del año pasado, según datos de la Consellería de Agricultura. Sólo el último sábado se declararon más de 100.Este verano han aparecido, por primera vez, unos curiosos artefactos incendiarios utilizados por los pirómanos. Se trata de paracaídas caseros que llevan colgando un explosivo que al contacto con la tierra se incendia.
Las consecuencias más devastadoras del fuego en el bosque gallego no proceden de la desaparición de árboles sino de la erosión que se produce. Los incendios destruyen la capa vegetal del suelo y lo dejan vulnerable ante las lluvias del invierno. Esta acción combinada de fuego y agua se traduce en una fuerte erosión. Las rocas acaban asomando en lugar de la vegetación y el antiguo bosque se convierte en lo que los edafólogos consideran técnicamente un desierto.
De continuar los incendios forestales al mismo ritmo que hasta ahora -desde 1965 el fuego ha afectado a una superficie forestal equivalente a la mitad del total de la comunidad autónoma-, el próximo siglo Galicia podría contar con amplias zonas desérticas. Para evitar esto, varios ninos de Chantada (Lugo) han decidido enviar una carta con muestras de ceniza procedente de un incendio forestal al presidente de la Xunta, Manuel Fraga, y al presidente del Gobierno, Felipe González. En ambas misivas -escritas en papel, reciclado para evitar la utilización de pasta procedente de la tala de árboles- expresan su deseo de que se tomen medidas para evitar "este desastre ecológico y humano".
En la carta dirigida al presidente de la Xunta gallega señalan que la ceniza simboliza el estado en que pueden quedar pronto los bosques de su tierra por culpa de los incendios.
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