Hacia la liberalización

Desde la firma del Tratado de Adhesión de España a la CE hasta el momento presente, se han dictado una serie de disposiciones de diverso rango que han conducido a la liberalización del mercado de los diferentes productos petrolíferos. En la práctica, dicha liberalización está condicionada temporalmente, por una parte, por la existencia hasta 1992 de límites cuantitativos a las importaciones de productos petrolíferos y, por otra, por la necesidad de proteger al consumidor mediante el establecimiento de sistemas de control de precios, dado que la competencia es y será insuficiente hasta que las redes de comercialización de las empresas que han decidido operar en España hayan adquirido un desarrollo razonable.Recordemos cuáles han sido durante décadas, hasta el 9 de julio último, los distintos componentes del precio final de las gasolinas y los gasóleos. Constaba de cuatro sumandos:

- El precio antes de impuestos (incluyendo en el mismo el precio del crudo, su transporte marítimo, refino, distribución y comercializ ación).

- Un impuesto fijo, el impuesto especial, aprobado mediante disposición con rango de ley.

_ Un impuesto variable (renta de petróleos).

- Un IVA del 12% desde la implantación de este impuesto.

La existencia de la renta de petróleos, variable por su propia naturaleza, permitía mantener constante el precio de venta al público durante largos periodos, dado que las oscilaciones continuas, al alza o a la baja, del precio antes de impuestos eran compensadas por variaciones de sentido contrario de la renta. En algunos momentos se llegó incluso a rentas negativas para algunos productos debido al retraso en la traslación al consumidor de subidas importantes del precio del crudo, unas veces por la impopularidad de estas medidas y otras para minimizar su impacto sobre el IPC.

La aplicación de este impuesto compensatorio, variable continuamente, revestía especiales dificultades en el caso de las importaciones de contingentes por parte de los operadores autorizados. Por otra parte, el Gobierno español se había comprometido con la CE a liberalizar los precios una vez transcurrido un cierto tiempo a partir del momento en que se posibilitaba el acceso de estos operadores al mercado minoritario. Todo ello ha conducido al establecimiento de un sistema para determinar el precio máximo de los diferentes productos petrolíferos, que entró en vigor el pasado 10 de julio.

El precio máximo de venta al público consta de tres sumandos:

- Precio máximo antes de impuestos.

- Impuesto especial (43,50 pesetas por litro para las gasolinas con plomo, 38,50 pesetas por litro para las sin plomo y 27,30 pesetas por litro para los gasóleos de automoción).

- IVA del 12% aplicado a la suma de los dos anteriores.

La novedad del nuevo sistema se encuentra en el precio antes de impuestos, caracterizado, en primer lugar, por ser un valor máximo que no se puede sobrepasar; en segundo lugar, por su determinación cada dos semanas, y, por último, por los criterios utilizados para su determinación: precio internacional de los productos petrolíferos y precio medio antes de impuestos en un cierto número de países de la CE.

Las ventajas del nuevo sistema son evidentes. En primer lugar, los precios aumentarán o disminuirán en la misma cuantía que en el resto de Europa. En segundo lugar, reflejarán las variaciones de los precios internacionales. Por último, habituarán a consumidor y productor a convivir con oscilaciones de precio continuas, basadas en criterios objetivos.

Desgraciadamente, la aplicación del nuevo sistema coincide con un apreciable incremento del precio del crudo y de los productos petrolíferos en los mercados internacionales, derivado primero de los acuerdos adoptados por la OPEP el 25 de julio último y, en segundo lugar, de la crisis Irak-Kuwait. En concreto, entre finales de junio y principios de agosto se ha producido una elevación del precio del crudo Brent de unos 7,5 dólares por barril, lo que representa el 50% del precio al principio de dicho periodo.

Un precio de crudo Brent de 22,70 dólares por barril, equivalente a unos 20 dólares por barril para el Arabia ligero, representa en términos reales el 36% del precio existente en 1980 (tabla l). A su vez, un precio de venta al público de la gasolina súper de 86 pesetas por litro equivaldría en términos reales al 57% del precio establecido en diciembre de 1983 (tabla 2). Se ha supuesto que un incremento de precio del crudo Brent de 7,5 dólares por barril repercute en el de la gasolina súper en unas siete pesetas por litro.