"Prefiero la accion a vigilar el Museo del Prado", dice la primera bombera
María Jesús Roa Alonso, a quien todos llaman Mara, fue la estrella de la presentación en sociedad de los 74 nuevos bomberos de la Comunidad de Madrid. Rubia, atractiva, de 26 años y mediana estatura, la primera bombera de Madrid se mostró sorprendida por la expectación que su nombramiento había levantado, después de que sus 73 compañeros la aplaudieran mientras entraba en la sala, y la reclamaran para que se sentase a su lado. "Soy uno más", repetía.
Mara abandonó su empleo como vigilante en el Museo del Prado para incorporarse al cuerpo de extinción de incendios. "Prefiero la acción a la tranquilidad de las salas", dijo. A partir de mañana, Mara trabajará 24 horas seguidas cada dos días en el puesto de Collado Villalba.
María Jesús Roa superó las duras pruebas de acceso gracias a su preparacíón física. "Siempre he practicado algún deporte; de pequeña hice gimnasia deportiva, he estado entrenando en el Instituto Nacional de Educación Física (INEF) y ahora tomo clases de baile moderno y de salón".
Fue precisamente un amigo de la clase de baile quien le propuso que optase a una plaza de bombero. "La idea me pareció bien, y aquí estoy". Ella fue una de las cuatro chicas que se presentaron, entre otros 1.500 jóvenes entre 18 y 30 años. "Una de ellas superó las pruebas, pero no consiguió la puntuación para colocarse", explicó uno de los nuevos bomberos.
Mara dijo que al principio sus companeros la trataban "demasiado caballerosamente, pero ahora ya se han acostumbrado". Ayer, cuando el personal se refería a ella, se oía hablar cariñosamente de "la niña". "Me gustaría que entrasen otras mujeres, para no estar yo sola", pidió.
Otra más
Por el momento, una licenciada en Ciencias Físicas está haciendo las prácticas para incorporarse como oficial del cuerpo, según informó Virgillo Cano. "Entonces será la primera mujer que mande sobre un colectivo de bomberos, con gran mayoría de hombres". Esta licenciada se encargará de todos los temas referidos al transporte de mercancías peligrosas a través de la región.La nueva bombera, que es madre de una niña de seis años, nunca pensó de pequeña aquello de que "cuando crezca quiero ser bombero". Ahora que lo es, las dos cosas que más le gustan de su nuevo trabajo son los días de tiempo libre y la imposibilidad de aburrirse en horas laborales. Según asegura, su hija no está muy impresionada porque su mamá sea bombera. "Es una pasota", dijo Mara. "Cuando se lo contó a su profesora, ésta no se lo creyó, pensó que lo había inventado". María Jesús Roa sólo tenía ayer una queja: "El uniforme da mucho calor en verano". A su alrededor, sus compañeros soportaban la calima: "Somos hombres duros, bueno, y mujeres duras".
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