Jubilar las armas nucleares tácticas
VICENC FISASLas actuales negociaciones entre la OTAN y el Pacto de Varsovia para reducir el armamento convencional y nuclear en Europa se ven paradójicamente acompañadas por el desarrollo de nuevas armas. El autor propone que los arsenales atómicos desaparezcan definitivamente hacia 1995, cuando se cumplirá medio siglo desde que fueron utilizadas por primera y única vez.
Uno de los temas más importantes de la reciente reunión de la OTAN (Londres, 5 y 6 de julio) fue, sin duda, la discusión sobre el sentido que pueden tener hoy día las armas nucleares de corto alcance (SNF), también llamadas subestratégicas.La OTAN y el Pacto de Varsovia se reparten aproximadamente a partes iguales unos 18.000 vectores de este tipo de armas nucleares de un alcance inferior a los 500 kilómetros, y compuestas por bombas nucleares, minas atómicas, proyectiles de artillería, armas atómicas de demolición y misiles de diferentes tipos, todos ellos capaces de transportar cabezas nucleares. ,
La URSS ha propuesto negociar una reducción de las SNF a partir del próximo otoño, sin esperar los resultados de las conversaciones de Viena sobre fuerzas convencionales (CFE), algo a lo que la OTAN se ha opuesto tajantemente, aduciendo que la Alianza no puede arriesgarse a reducir su capacidad nuclear hasta que el Pacto de Varsovia no disminuya su ventaja en el terreno convencional.
La OTAN, como el Pacto, mantiene el discurso de que la disuasión ha de basarse en una adecuada combinación de armas nucleares y convencionales, y sólo acepta variaciones limitadas en cada tipo de armas. De ahí vienen las dudas respecto a la posible desnuclearización del continente europeo. Sin embargo, después de 45 años de actuación, lo mejor que podría hacerse en estos momentos es jubilar las armas nucleares, agradeciéndoles los servicios prestados y concediéndoles un retiro. En 1995 se cumplirá el cincuentenario de su primer uso, y podría ser una buena fecha para su retirada definitiva. Pero, para conseguirlo, primero habría que decidir la supresión total de las fuerzas más absurdas e inútiles, esto es, las tácticas.
Corto alcance
Pero, de la misma forma que las conversaciones START no impiden que sigan desarrollándose nuevas arinas nucleares estratégícas, las propuestas para limitar las SNF no parecen encaminarse a poner trabas a la modernización del arsenal nuclear de corto alcance. Es más, la retirada de los mis¡les de alcance intermedio como consecuencia del acuerdo INF ha provocado ' como reacción, una revalorización de las SNF. La fórmula mágica de limitar y modernizar a la vez vuelve a ponerse en marcha.
Para sustituir a los misiles Lance desplegados en la RFA, los Estados Unidos ya han anunciado que estudian el diseño de un nuevo misil táctico aire-tierra TASM del tipo SRAM-T, de un alcance de,400 kilómetros, aunque, al ser transportados por los aviones F 15 y F-16, su alcance será mucho mayor.
El Pentágono ha previsto un gasto de 339 millones de dólares para fabricar 450 unidades. Además, ha solicitado 112 millones de dólares para el FOTL, otro misil táctico aire- superficie, del que piensa fabricar 1.000 unidades, con un presupuesto total de 1.200 millones de dólares.
También continuarán, entre otros, con el programa AFAPS de proyectiles para la artillería nuclear de 155 y 203 milímetros, los misiles navales de crucero Tomahawk o la sustitución de las bombas nucleares B-28 y B-43 por otras del tipo B61.Armas tácticasPor su parte, la URSS no ha dicho nada sobre cancelar sus programas nucleares de carácter táctico, como el despliegue del misil S S-21 Scarab (sustituto del Frog-7), el mortero 2S4 de 240 milímetros y triple capacidad (nuclear, convencional y química), los bombarderos Backf¡re, el misil SAM-10 Grumble o el desarrollo de un misil de crucero de lanzamiento marino SS-NX-24, entre otros ejemplos.
Ante este panorama, para avanzar seriamente hacia un desarme en las armas nucleares tácticas, habría que actuar en las cinco direcciones siguientes:
1. Abrir un foro de negociación específico para la eliminación de las armas nucleares de corto alcance.
2. La medida más positiva siempre será la de cancelar los programas de investigación o modernización. De lo contrario, cada diez o quince años tendrán que negociarse nuevas reducciones. Es necesario garantizar un futuro sin armas nucleares.
3. Respecto a las armas actuales, convendría plantear su eliminación tótal en un horizonte prefijado (cinco años, por ejemplo), incluyendo las armas aéreas y navales, aunque las terrestres podrían ser las primeras en reducirse.
4. Una futura negociación sobre las SNF no tiene que estar condicionada al desarrollo de las conversaciones de Viena sobre armas convencionales (CFE). Las negociaciones pueden ser simultáneas, y el avance en una puede facilitar progresos en la otra.
5. El momento es propicio para plantear limitaciones en las armas convencionales de capacidad similar a las pequeñas armas nucleares tácticas. El entronque entre las conversaciones CFE y SNF facilitaría esta posibilidad.
Vicenç Fisas es investigador sobre desarme del Centro Unesco de Cataluña y miembro del CIP.
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