Cuando falta la noticia

Los motivos por los que un periódico no da una noticia o la da tarde respecto a otros medios hablan más de los fallos de funcionamiento de un diario que muchas informaciones incompletas o erróneas. Las noticias son la vida de un periodista, y la tensión que exige conseguirlas es su cruz y su gloria.El pasado jueves, EL PAÍS ignoraba el incidente diplomático ocurrido en una escala técnica en la isla de Guam durante el viaje oficial del príncipe Felipe de Borbón a Australia y Nueva Zelanda. Los servicios de inmigración de Estados Unidos entregaron al príncipe y a su séquito los formularlos de inmigración a despecho de pasaportes diplomáticos y meses de preparación de un viaje oficial. El príncipe declaró posteriormente que los norteamericanos se habían portado muy bien teniendo en cuenta que no esperaban el aterrizaje del avión español. La Embajada de EE UU en Madrid lamentó las molestias. La información del incidente, que tuvo amplio eco en la prensa, había, estado disponible para los periodistas de EL PAÍS.

Un enviado especial del diario viajaba en el avión de la Fuerza Aérea Española que utiliza el Príncipe y su comitiva, y la información de la agencia Efe, que fue recogida por otros medios, llegó a la redacción del diario a tiempo para que fuera publicada en todas las ediciones. Los fallos se produjeron en esas dos líneas convencionales en las se divide el trabajo periodístico: en la calle y en la mesa. Ni el enviado especial consideró que tenía una noticia en las manos ni los responsables de la sección de España leyeron la crónica distribuida, a media tarde del miércoles, por la agencia estatal de noticias.

Carlos Yárnoz, redactor jefe de Información General, admite que en la mesa "no se prestó una atención adecuada" a la información difundida por la agencia. "De hecho", añade Yárnoz, "incluso nadie recuerda en la redacción haber leído el teletipo sobre el incidente, lo que pone de manifiesto que las redes de distribución y seguimiento de los cables de agencia no son los adecuados en el periódico, porque no es la primera vez que ocurre algo semejante". Un problema, por tanto, que necesita una solución urgente.

Periodistas y medios

Alguien dijo una vez que el medio era el mensaje. No siempre. El director de Interviú, Ignacio Fontes, ha escrito al Ombudsman para recordarle que no basta citar a los autores de una información exclusiva si no se cita el medio que apoyó la investigación. La queja es a propósito de una información y de una fotografia publicadas por EL PAÍS el pasado 26 de junio bajo el título El fiscal pide la libertad del presunto gal Mendaille por la inoperancia del Gobierno. El autor de la información, José Yoldi, recordaba que dos periodistas, Manuel Cerdán y Antonio Rubio, que hoy trabajan en Cambio 16, habían localizado al presunto terrorista.

Ignacio Fontes señala en su carta: "No sé qué dirá la Ley de Propiedad Intelectual y el Libro de estilo de EL PAÍS, pero sí sé que el trabajo de un medio de comunicación es obra de un equipo, donde cada uno es autor de todo lo que publica el medio: en este caso una dirección que ordena, impulsa y autoriza una línea de trabajo; unos compañeros de redacción que aportan trabajo y datos en beneficio del trabajo de terceros; unos periodistas gráficos que habitualmente son marginados del trabajo final al que han contribuido; unos editores que cambian donde pone 'me se' por 'se me'; unos diseñadores.... Y last but no the least, una empresa editora que financia y remunera ese trabajo".

"Todos estos elementos se llaman, en el caso del gal Mendaille -incluso en otro más reciente, financiado por Interviú y publicado en otro medio; pero ésa es otra historia-, de una manera común a todas las individualidades: Interviú".

El Libro de estilo de EL PAÍS exige que se citen las fuentes de cualquier información, y el redactor de la noticia lo hizo, aunque citando a los colegas que consiguieron la exclusiva. Ignacio Fontes, director del medio que impulsó su trabajo, reclama la contribución del medio al mensaje. Aquí queda registrado.

Estilos y arquitectos

Javier García García, arquitecto, se ha dirigido al Defensor del Lector para quejarse de una información aparecida en el suplemento Estilo del pasado 23 de junio.

El párrafo motivo de la protesta, publicado en la sección Línea Caliente, era el siguiente: "En este Madrid que lo tiene casi todo acaba de aterrizar un nuevo restaurante con sorpresa. No tiene ni tres estrellas Michelin, ni está repleto de artistas, ni ha inventado un nuevo arte culinario. Pero a cambio ha conseguido una decoración sorprendente: neoyorquino, en el más puro estilo del diseñador francés que revoluciona a todo el mundo: Philip Stark".

Javier García, autor del diseño del restaurante, afirma: "El artículo adolece de precisión y mantiene opiniones equivocadas: ni el local acaba de aterrizar (lleva abierto más de un año), ni el diseño es neoyorquino (cuya característica principal es el high tech), ni por supuesto se asemeja a los diseños realizados por Philippe Stark, el cual en estos momentos puede estar tan enfadado como yo". Javier García entiende "el sentido alegre y desenfadado de la noticia rápida" y que lo menos importante "sea rebuscar y preguntar por el autor del diseño y sus circuntancias", pero pide la intervención del Ombudsman "con la finalidad de que no vuelvan a repetirse casos en los que se juega de esta forma con la propiedad intelectuaF.

El texto, ambiguo, inducía a la confusión. Javier García no es Philippe Stark, y reclama el derecho a la diferencia.

Una carta de Bernabé Lorenzo González publicada en El PAÍS Semanal el pasado 1 de julio incluía un párrafo que no le pertenecía. El párrafo intruso se coló por un error en la composición electrónica y no fue detectado por el editor del texto. El lector ha pedido una aclaración para que no le atribuyan frases incongruentes que no le pertenecen.