Feminismo y velocidad
Acabo de leer con estupor la carta de Concha García Pontejo titulada Llamazares y la prostitución (EL PAÍS, 29 de junio). Leí también en su día El último deseo, el artículo de Llamazares que provocó tan indignada carta, y no sólo no me produjo ninguna indignación, sino que me pareció uno de los artículos más sensibles que he leído en mucho tiempo en EL PAÍS.Cualquier persona, hombre o mujer, medianamente inteligente supongo que entendió que Llamazares no hacía en él ninguna defensa de la prostitución, sino que criticaba precisamente esa hipócrita moral que permite a un condenado a muerte, ya sea hombre o mujer, cualquier último deseo, salvo el sexual. Así' que, por favor, no confundamos el feminismo con la velocidad.- Cristina González.
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