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Crítica:DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una 'Giselle' desnuda

La versión libre de Giselle que Mats Eks estrenó hace ocho años es a primera vista un cuento sobre el amor de una tonta de pueblo por un hombre de distinta clase social que se aprovecha, casi sin querer, de la entrega sexual, algo oligofrénica, de la muchacha.Su novio protector la amarra a una cuerda y le da un almohadón rojo para que juegue a mujer. A Giselle no le importa nada más que su objetivo masculino, no siente el ridículo ni la marginación, pero se revela contra el engaño y la emprende a golpes con la novia del joven.

El primer acto es intenso y emocionante, y centra la atención en la protagonista. El personaje está tratado con fascinante ternura, y Ana Laguna es su encarnación total, mientras que los signos conceptuales dan profundidad a la originalísima idea teatral de Eks. Él es uno de los pocos coreógrafos contemporáneos que encuentran el tono de la obra y expresan el interior de los personajes a través del propio movimiento.

Giselle

CulIberg Ballet. Coreografía: Mats Eks. Música: Adolphe Adam. Ana Laguna (Giselle), Jorma Elo (Príncipe Albrekt), Iván Auzely (Hilarión), Vanessa Mcintosh (Bathilde y Myrta).Festival Internacional de Danza de Itálica. Sevilla, 29 de junio.

En el segundo acto, el protagonismo pasa al joven arrepentido que va al mundo ideal del manicomio, y transcurren sus escenas en una continua explicación de la sencilla moraleja.

Esta parte tuvo un poder de captación menos fuerte y echó en falta el decorado -roto por el aire- que por ser muy ilustrativo hubiera concentrado las expresiones y explicado más el movimiento abierto. La luz, potente elemento sensorial, sobre todo en el expresionismo al que Eks está tan cercano, no funcionó como alternativa y la fuerza escénica decayó. El público, sorprendido por el final, que el coreógrafo ha puesto como símbolo que redondea su mensaje, no estuvo preparado para el aplauso y su respuesta fue más fría de lo que merecía la obra y su genial Intérprete, con la que Auzely estuvo igualado en fuerza expresiva.

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