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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Con Ia miel en los labios

Todo empezó en octubre del pasado año 1989, cuando comenzó el curso escolar. Estudio en el instituto politécnico de FP de Armilla el último curso de equipos de informática. Como otros años, había solicitado una ayuda al Estado (o beca), al igual que miles de jóvenes, y esperando, esperando, por fin llegó en diciembre (para los mantecados y esas cosas) una hermosa beca de 23.000 pesetas (en concepto de libros y desplazamiento). Pues bien, no contento con esta ayuda, decidí reclamar un aumento de cuantía (eso fue a finales de diciembre), y también esperando, esperando... no llegó nada, así que pensé pasarme por la delegación de Educación (sita en la calle de la Duquesa, 22), y la respuesta de la secretaria, con la simpatía característica, fue un "está en trámite".Siguió pasando el tiempo, y en abril decidí volver a dejarme caer por el mencionado lugar. Esta vez sí hubo respuesta: me habían concedido una ayuda de 200.000 pesetas, pero como estas cosas no se oyen todos los días, quise asegurarme: "Sí, sí; 200.000 pesetas", fue la respuesta a mi pregunta. Más tiempo de espera y seguía sin venir nada. Volví a ir y me insistieron sobre la misma cantidad y que esperase noticias del banco. Así que, confiado en esta Administración (ingenuo de mí), opté por comprarme un ordenador de unas 190.000 pesetas con ese hipotético dinero, pues como he dicho estudio informática.

Por fin apareció una carta de la delegación. La abrí nervioso, y cuál fue mi sorpresa. .. Mi ayuda había sido denegada, alegando que sobrepasábamos la renta por miembro computable en 10.000 pesetas y que "sólo" había 10 kilómetros de distancia al centro escolar. Una vez más me pasé por la delegación. Naturalmente, no estaba aquella simpática secretarla (había otras igual de agradables), y lo cierto era que no tenía ni un duro. Ahora tendré que vérmelas con el mismísimo ministro de ¿Educación y Ciencia? (burocráticamente hablando), y seguiré esperando una solución (si es que la hay).

Y todo esto no es más que un ejemplo de lo que pasa por aquí, por el sur de la Europa de 1990.-

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