Educación sexual y desvergüenza
He visto la película Wilt y, para mi sorpresa, compruebo que es apta para todos los públicos. Es increíble, pero cierto, que los valores morales de hoy están muy por debajo de lo que, para mi punto de vista, deberían estar. Yo no soy una persona como vulgarmente se llama meapilas, pero mi asombro ante una situación de permisividad excesiva, sobre todo para la población juvenil o infantil no tiene saciedad. Dicha película tiene planos, aparte de desagradables, increíbles, como es, por ejemplo, adentrar al niño en los sex shop con todo tipo de instrumentos, para que los niños que lo vean se hagan una idea del mundo sucio de los mayores.Paso los 40 y me asusto de muy pocas cosas, pero de verdad me indigno cuando veo que los adultos no se paran a pensar como niños y no saben entrar en la sensibilidad y mente de éstos, y, además, no sé si llegan a darse cuenta o no de la barbaridad que representa el escándalo, y pienso, desgraciadamente, que se les escandaliza.
Como cristiana, quiero dejar mi testimonio de lo contraria que soy a estas atrocidades morales en cuanto a la semilla que pueden dejar en miles de seres. Estoy a favor de la educación sexual, ¡evidentemente!, pero no estoy en absoluto en favor de la desvergüenza.
Pediría a los organismos responsables de catalogar lo que es educativo o inmoral que pusieran un poco más de atención en ello. La democracia no quiere decir mala educación del ser. Yo, como demócrata y socialista, pienso que es todo lo contrario.
Como dolor propio de una madre que, si bien ha sido educada dentro de una generación excesivamente restrictiva, pero con la maduración propia de los años, ve un futuro de equilibrio interno de la juventud bastante incierto.-
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