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Entrevista:

"El Este no puede esperar"

Michel Hansenne cree que la OIT puede coordinar las ayudas al antiguo bloque socialista

Con una larga experiencia en materia de empleo a su espalda, adquirida como ministro de Empleo y Trabajo de su país, Bélgica, entre 1981 y 1988, y en el seno de la OCDE y la Comunidad Europea, en la que ha presidido dos veces el Comité Permanente de Empleo, Michel Hanserme se enfrenta ahora a una de las tareas más complejas de su vida profesional: facilitar, desde la. dirección general de la OIT, la creación de auténticos sindicatos y organizaciones patronales, oficinas de empleo y toda la red de administración de¡ trabajo en las antes llamadas democracias populares.

Hansenne, que cumplió 50 años en marzo pasado, casado y con dos hijos, ha dirigido en las últimas semanas los trabajos de la 77`reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo, clausurada ayer, la primera a la que asisten como miembros de pleno derecho organizaciones patronales y sindicatos representativos de los países del ex bloque socialista.

Pregunta. Ésta es la primera reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo que se lleva a cabo después de los cambios ocurridos en la Unión Soviética y en los países europeos del Este. ¿Cuáles están siendo las consecuencias para la OIT y cómo va a repercutir en el trabajo de la oficina?

Respuesta. Lo primero que hay que destacar es un cambio de clima. Al desaparecer los enfrentamientos, la organización puede dedicarse más a los problemas técnicos y menos a los políticos. Un segundo efecto, enormemente beneficioso, consecuencia del anterior, es que la OIT ve facilitado su camino para establecer normas y controlar su aplicación. Durante años, los países socialistas se opusieron a la unicidad de las normas, alegando que la peculiaridad del socialismo exigía un tratamiento diferente, mientras que la OIT consideraba que había unas normas de valor universal, y esto producía controversias. La tercera consecuencia es el aumento del trabajo. Esos países solicitan nuestra ayuda desde todos los ángulos: legislación, empleo, funcionamiento de organismos nuevos, formación de equipos sindicales y de organizaciones patronales.

P. El funcionamiento de los países del Este dentro de la OIT fue muy criticado, y la organización, acusada de hipocresía por tolerarlo, porque sus delegaciones!2ubernainentales, de empleador¿; y de sindicatos eran en la práctica una sola voz, lo que no se cerrespondía con un verdadero tripartismo. ¿Cuál es la nueva dimensión de este tripartismo ahora?

R. La OIT tenía y tiene unos valores que con frecuencia entran en contradicción. Por un lado está el universalismo, por otro el tripartismo, que supone la existencia de elecciones libres y una situación democrática. Se ha dado preferencia al universalismo. Hemos preferido tener dentro de la OIT el máximo de países, aunque su tripartismo fuera insuficiente o dejara mucho que desear. Esto ha ocurrido también con naciones de América Latina y con España durante muchos años, y sigue existiendo; creemos que de esa forma se ayuda a esos pueblos.

Llamada a la solidaridad

P. ¿Existe, como se ha señalado, el peligro de un dumping [abaratamiento anormal] social en el Esté, y si es así, cuáles son las políticas de la OIT ante el problema?

R. No sé si se puede hablar de dumping, pero lo que sí creo es que, inevitablemente, los cambios van a conducir a situaciones sociales difíciles. Como organización, nuestra responsabilidades ayudarles a atravesar esa situación y llamar, una y otra vez, a la solidaridad Internacional. Pero en todos los países que sufren ajustes y reestructuraciones el proceso es muy duro; hay siempre trabajadores sacrificados. problema es hacer que el sacrificio sea lo menos duro y lo más corto posible.

En cuanto a las políticas, el primer problema es el dinero: tenemos limitaciones presupuestarias, pero el principal es que la coordinación, por ahora, es completamente insuficiente e ineficaz, y, sin embargo, la necesitamos para conseguir recursos complementarlos. A nivel de ministros de Empleo y de Trabajo, la OIT es la única organización en la que están representados todos los países que quieren ayudar al Este y todos los países del Este. La OIT, técnicamente, está preparada para asumir esa coordinación, y políticamente todos esos países son miembros, pero encontremos primero los mecanismos de coordinación a nivel de los ministros de Empleo y de Trabajo.

P. Y en cuanto a la financiación, ¿cómo se va a resolver?

R. No hay que olvidar las iniciativas ya en marcha, como el Grupo de los 24; nosotros formamos parte de algunos grupos de trabajo que pueden beneficiarse de financiación si presentamos ideas interesantes. Suiza nos ha confiado fondos para poner en pie proyectos; un grupo de empleadores japoneses nos ha facilitado medios para constituir grupos de empleadores, especialmente en Polonia. Es decir, hay medios para poner en marcha un cierto número de proyectos, pero vuelvo al problema de la coordinación. Los ministros de Trabajo tienen una responsabilidad en todo el proceso porque hay que construir la democracia económica y social; tiene que haber un Parlamento, pero también hay que construir organizaciones de empleadores y sindicatos con capacidad de negociación, y hay el problema del empleo y la formación profesional. Nosotros estamos montando cuatro oficinas de empleo en Polonia; los americanos, otra; Bélgica, otra. ¿Se puede creer que la Administración polaca va a ser capaz en el futuro de gestionar oficinas de empleo que han sido construidas con una lógica completamente diferente? Es completamente imposible. Y luego está el problema del tiempo, no pueden esperar, están presionados.

Apoyo al Tercer Mundo

P. ¿La necesidad de dedicar más recursos a las nuevas democracias europeas va a significar una disminución de los dedicados a los países del Tercer Mundo?

R. La única respuesta que puedo dar a e so es: en la OIT eso no va a ocurrir; las finanzas no son transferibles, no puede ocurrir. Fuera de la OIT, es cierto, inevitablemente eso se va a producir, y sobre ello no me hago ninguna ilusión. Los flujos financieros privados van a ir donde las condiciones de la economía sean mejores, más rentables, y si van a Polonia o Checoslovaquia será por esa razón.

P. Y los recursos humanos y técnicos de la Oficina, ¿qué cambios van a experimentar?

R. Las demandas que nos hacen los países del Este se refieren cada vez más a misiones específicas, en detrimento de los programas más amplios, que pueden durar años. En esta misma dirección pienso proponer próximamente al consejo de administración una serie de cambios de estructura en la oficina. Ninguna organización internacional tiene nuestra capacidad en lo que se refiere a la legislación, seguridad e higiene, seguridad social, etcétera. Por otra parte, podemos ayudar a los Gobiernos a definir políticas de empleo y de capacitación profesional. Habrá los mismos recursos, pero cambiando la manera de trabajar.

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