Monrovia se normaliza tras una jornada de terror
Las fuerzas del Ejército gubernamental liberiano se retiraron ayer a sus cuarteles de la capital, Monrovia, tras entregarse aun festín de disparos y ráfagas al aire, que sembraron el terror a lo largo de toda la jornada del miércoles. La calma volvió tras el pánico del día anterior, y numerosos comercios; volvieron a abrir sus puertas al público.
El carnaval de metralla descontrolada protagonizado por el Ejército liberiano, da la medida de la tensión que vive Monrovia desde que hace un mes los rebeldes del Frente Patriótico Nacional (FPN), dirigidos por Charles Taylor, establecieran un cerco a la ciudad. Las amenazas del FPN de una inminente invasión no cesan.Todo empezó cuando una abultada manifestación, en la que miles de liberianos pedían la dimisión del presidente Samuel Doe, pasaba ante unos cuarteles militares en el momento en que allí se realizaba la ejecución pública de un soldado acusado de pillaje y asesinato. La excitación y el nerviosismo crecían, mientras se multiplicaban los rumores de que numerosos guerrilleros del FPN habían aprovechado la algarabía para entrar en la ciudad. Bastó que sonaran los disparos de la ejecución para que se desencadenara el descontrol.
Los militares, que trataban de impedir que la manifestación llegase hasta la mansión presidencial y que mostraban constastes gestos de hostilidad hacia sus integrantes, comenzaron a disparar sus fusiles al aire en una histeria que contagió inmediatamente a todos los efectivos, desplegados desde el centro hasta las afueras de Monrovia.
La orgía de metralla se prolongó a lo largo de toda la noche. En la mañana de ayer, desaparecidos los militares de las calles, la población reanudó su rutina. Numerosos comercios volvieron a abrir sus puertas. Pero el cese del sumistro de agua ha agudizado la parálisis económica en la que se halla Monrovia.
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