Nunca seremos Europa
Resulta imposible enfrentarse a los monopolios españoles que controlan y descontrolan al sufride consumidor. Repsol-Butano es un desastre. Tras una larga huelga, un cambio de imagen y la pesibilidad de encargar cómodamente por teléfono tu bombona, todo sigue igual. No pueden creerse en este país que la gente trabaja por las mañanas, que la mujer, quien tradicionalmente esperaba impasible a que los repartidores se dignaran suministrarle el preciado gas, ya no está en casa todo el día. Una voz suave te asegura que el día deseado, a una hora indeterminada, el repartidor te servirá tu pedido. La cruda realidad es que te llevas días comiendo en un bar, que te duchas estoicamente con agua fría, por aquello de la higiene personal, y que tu pedido llega, si llega, cuando Butano quiere. ¿Para qué engañarnos? Nunca seremos Europa.-
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