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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Palabras que matan

Hay veces que las palabras pueden matar. Así de sencillo. La reciente emisión por parte de TVE del programa Documentos TV acerca del comercio de órganos, y su posterior repercusión en los medios de comunicación escrita, que puede ejemplificarse en la columna de Haro Tecglen (Visto y oído, EL PAÍS de 14 de junio de 1990) han conseguido atacar muy seriamente el ritmo creciente de los programas de trasplantes de órganos conseguidos a base del esfuerzo de muchos profesionales, asociaciones de enfermos, administraciones sanitarias y, en fin, de la sociedad en general.El sacrosanto derecho a informar, esgrimido por TVE para emitir un producto enlatado, de más que dudoso gusto, plagado de inexactitudes y, sobre todo, tendencioso y fuera del contexto español y europeo, en el que estas prácticas están radicalmente prohibidas, ha sido llevado hasta límites preocupantes y, desde luego, negativos para la sociedad española. De nada sirvieron los intentos de la Organización Nacional de Trasplantes por un lado, y de asociaciones de enfermos por otro, para que se emitiera al menos un comunicado previo, poniendo las cosas en su sitio acerca de la situación española. Se adujo que eso era evidente para cualquier espectador.

Bien, no ha sido así. La extrapolación de Haro Tecglen y su forma de digerir el mensaje han sido compartidas por otras muchas personas. Los resultados en cuanto al descenso de donaciones han sido, por desgracia, espectaculares en cuestión de horas.

Hay que decirlo una vez más: el sistema nacional de salud garantiza de manera inequívoca una total transparencia en cuanto al destino de los órganos trasplantados. No es factible que en un hospital público español se pueda comerciar con ningún tipo de órgano, en primer lugar por estar rigurosamente perseguido por la ley, y en segundo lugar porque, dada la enorme cantidad de personas involucradas en un trasplante, la posibilidad de que una acción así pasara inadvertida es sencillamente imposible.

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Aparentemente da igual. Se ha emitido una basura informativa de la que mucha gente ha sacado conclusiones erróneas. Resultado: muchas vidas se van a perder, ante la desesperación de familiares y profesionales. ¿Cabe mayor insensatez?- coordinador nacional de trasplantes (Ministerio de Sanidad y Consumo).

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