González pide el voto para los socialistas al asegurar que tienen "la misma ilusión" que hace ocho años
ANABEL DÍEZ. El presidente del Gobierno, Felipe González, pidió ayer en Sevilla que los andaluces, votaran el sábado a los socialistas y lo hicieran de forma mayoritaria para conseguir en Andalucía "un Gobierno estable" con la garantía de que el PSOE "tiene la misma ilusión y el mismo coraje que hace ocho años". Felipe González apuró los últimos minutos de campaña electoral para repetir, primero en un mitin en Cádiz y ya en la medianoche en otro en Sevilla, que su partido es el único que tiene un proyecto político, mientras que "la derecha no tiene nada que ofrecer porque nunca ha creído en el pueblo".
Felipe González despidió la campaña electoral andaluza en Sevilla, donde reunió en el prado de San Sebastián a más de 5.000 personas. Como ha venido siendo habitual en sus intervenciones en esta campaña, González no se ha dirigido a un público entregado de forma entusiasta con un discurso políticamente elaborado, sino que ha utilizado una técnica dialéctica casi coloquial y las más de las veces buscando la emotividad. Anoche incluso ni se dirigió a Izquierda Unida y tan solo hizo referencia "a las derechas", englobando en ese término al Partido Popular y al Partido Andalucista. "La derecha no sólo se llama Puche [candidato a la Junta del PP], a veces se llama Pacheco [candidato del PA], pero es la misma derecha añadió González.La estrategia del PSOE en esta campaña ha sido la de no reconocer a sus adversarios políticos que tuvieran un proyecto, ya que, según han repetido los socialistas durante los 15 días de campaña, "los demás sólo buscan que el PSOE no obtenga la mayoría absoluta y "de una manera irresponsable persiguen que se produzca una situación de ingobernabilidad". "No vamos a contestarles, pero lo cierto es que han dedicado todo su tiempo a insultarnos porque no tienen nada que ofrecer, ya que nunca han creído en el pueblo".
González tuvo que esforzarse en alzar y sostener un tono mitinero, dado que dos de sus adversarios, el PA e IU, comenzaron a lanzar cohetes y fuegos artificiales diez minutos antes de las 12, justo cuando González estaba interviniendo. Esos dos partidos celebraban sus mítines finales a escasa distancia del lugar en el que se encontraban los socialistas. "No nos van a callar, adelante, adelante", gritaba González, ya casi sin transmitir pensamientos hilvanados.
González gritaba, en medio de un ruido ensordecedor por mor de la pirotecnia de sus contrincantes, que nadie se fiara de las encuestas. "No fiaros, que nadie se desmovilice, id todos a votar". En esta misma línea había insistido Manuel Chaves, que incluso recomendó que los presentes llevaran a votar a sus "amigos y a sus vecinos".
La emoción de Antonio Guerra
Felipe González se mostró en todo momento en muy buena forma luciendo una amplia sonrisa y bríos renovados y tranquilizó a todos aquellos que piensen que puede estar cansado de la labor que realiza. Así, sus peticiones a votar a los socialistas iban acompañadas con declaraciones de entusiasmo por seguir en la misma tarea. "Lo que más les pesa a algunos es que éste es un Gobierno dispuesto a seguir trabajando con la misma ilusión y el mismo coraje que hace ocho años", decía González.
En contraste a un sonriente Felipe González, el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, lejos de reírse, como había sido habitual hasta esta campaña electoral, mostró un gesto sombrío, aunque su discurso se mantuvo en tono extremadamente mitinero y logró que sus diez minutos de intervención llevaran al público a permanecer en pie y aplaudiéndole.
Entre estos ardorosos seguidores del PSOE, se encontraba un hermano del vicepresidente, Antonio Guerra, que aplaudió a rabiar a Alfonso Guerra y que en distintos momentos se pasó el pañuelo por los ojos, ostensiblemente emocionado.
Alfonso Guerra, en su papel de telonero de lujo, se colocó en un segundo plano y todos los elogios fueron para Chaves y para Felipe González. "Os convoco a todos alrededor de un proyecto, de un líder que es Chaves, pero tenéis otro líder, que es Felipe, que ha hecho en estos años por España lo que no ha hecho nadie".
Sin abrazarse
Alfonso Guerra y Felipe González no se abrazaron como es habitual entre quienes se ceden la palabra al subir al escenario, pero tuvieron gestos de una mayor complicidad que el convencional abrazo. González, sin mirarle, aunque sonriente, extendió su brazo para dar a Alfonso Guerra dos palmadas en su rostro.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.