Un pequeño imperio empresarial

Desde que entró en el carrusel de la empresa privada en 1987, Eduardo Santos se ha preocupado por tejer su propia estructura. Sin dejar de ejercer cargos ejecutivos y puestos en consejos de administración de diversas empresas, como Nueva Montaña Quijano o Macosa, constituyó sus propias sociedades. El punto de partida de los negocios personales del antiguo subsecretario de Industria fue General de Iniciativas Industriales (Geinsa) cuyo objeto social es la tenencia y administración de bienes mobiliarios.Geinsa es la sociedad instrumental que sustenta las participaciones de Eduardo Santos en otras compañías operativas creadas por él mismo. Entre ellas figura Jícara Promociones, sociedad que adquirió la firma Aravallas, que, a su vez, había asumido la subrogación de los derechos del Banco Central sobre los 1.500 millones de pesetas que adeuda Macosa. Aravallas fue comprada posteriormente, por Macosa cuando esta última estaba ya controlada por Cofir. La operación se hizo como consecuencia de la aparición de esos 1.500 millones en el balance de Macosa.

Los hombres de confianza con los que ha trabajado Eduardo Santos en esta etapa son Federico Albiñana, Ignacio García Nieto y Nicolás Garrido. Este último, abogado, es socio del bufete participado por Mercedes Puelles, mujer de Eduardo Santos. El despacho de abogados con el nombre de Garrido, Muñoz y Puelles, centra su actividad en asesoramiento de empresas en proceso de fusiones y adquisiciones. Entre sus principales clientes destacan Aserpetrol y Explosivos Río Tinto, en la época en que esta compañía estaba presidida por José María Escondrillas.