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Mitterrand se reúne en Francia con una veintena de jefes de Estado africanos

Los representantes de 33 países de Africa, entre ellos 22 jefes de Estado, comenzaron anoche su tradicional reunión bienal en torno al presidente francés. Esta cumbre coincide con un momento dramático para el continente negro, sumido en una pavorosa crisis económica y agitado por manifestaciones y revueltas a favor de la democracia. Mitterrand ha prometido a los africanos que seguirá defendiendo su causa ante los grandes de este mundo.

La efervescencia africana da a la 16ª cumbre francoafricana, que se celebra en la localidad de Le Baule, un interés que no tuvieron las anteriores ediciones. El encuentro tiene dos grandes ausentes: el presidente de Costa de Marfil, Hourlhouet Boigny, y el de Zaire, Mobutu Sese Seko. Ambos han considerado que la situación política en sus respectivos países no les permitía desplazarse a Francia. En cambio, el encuentro cuenta con un nuevo invitado: Namibia.En la V República Francesa la política africana es materia reservada del jefe del Estado. En ese como en tantos otros aspectos, Mitterrand ha continuado la tradición de sus tres predecesores en el Elíseo. Pero los recientes disturbios en los países escaparate del sistema francés en Africa negra, Gabón y Costa de Marfil, han evidenciado el fin de toda una época.

La política francesa de protectorados africanos fue instaurada por De Gaulle, en la filosofía de que no podía transformarse de la noche a la mañana en Estados modernos lo que tan sólo eran conglomerados de tribus. El sistema consistía en apoyar en cada país a un hombre fuerte, socorrerle económicamente para que llegara a fin de mes y enviar los paracaidistas cada vez que era amenazado.

Hace una década, al acceder al palacio del Elíseo, François Mitterrand decidió mantener esa política para, según afirman sus portavoces, no desestabilizar un continente enfrentado a la baja de los precios de las materias primas, las ambiciones del coronel Gaddafi y la permanente voracidad de Washington y Moscú.

El Elíseo se defiende de las acusaciones de inmovilismo con el argumento de que Mitterrand lleva años predicando en el desierto de las grandes potencias la necesidad de una ayuda internacional al desarrollo africano. "No hay democracia sin desarrollo", acaba de recordar el presidente francés.

Si eso es cierto, no lo es menos que el socialista Mitterrand ha practicado la política del avestruz ante los excesos en África. Ahora, con la explosión democrática, ha sonado para Francia la hora de la creación de un nuevo modelo de relaciones con el continente.

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